Ya eres uno más

SEAS BIENVENID@

Los Salvatorianos en el Ecuador te damos un grato saludo y te invitamos para que no sea tú primera visita, sino que ésta te anime a regresar.

Nos gusta mucho compartir contigo nuestro caminar y nuestra fe, nos gustaría contar con tus comentarios y con tus palabras de aliento.

Que la fe en nuestro Dios Trinidad nos una cada día más, que juntos podamos entregar la buena nueva a todos y de todas las formas que el amor de Cristo inspire a los que aún no lo conocen. Bienvenid@

DESEO SALVATORIANO

Tomando las palabras de Juan les decimos:
"Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida (porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó); lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo. Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido.".

1 Juan 1, 1-3

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Finalizando el año de la FE


La fe en el amante divino

Pudiéramos pensar que la fe en Jesús se fundamenta en sentimientos vacíos, en tradiciones históricas, en vivencias ajenas o en una imposición religioso-cultural. Y sí, puede ser que sí. Por ello, para que la fe esté bien cimentada necesitamos encontrar en ella la verdad, necesitamos acercarnos al misterio que contiene y que la sostiene. Necesitamos que la fe en Jesús sea fe sostenida desde lo más íntimo de cada creyente, que no se sostenga del exterior del hombre sino de su propio interior.

Y para que esto sea posible, tenemos que des-aprender, quitar de nuestro entendimiento la idea que Dios es como un  motor que mueve todo y que Jesucristo vino solo al mundo a morir en la Cruz. Tenemos que darle el lugar que Dios tiene por excelencia: es un Sujeto, una Persona, es Otro que ha querido crear otros distintos a Él para comunicarse y para entregar lo que es por esencia: AMOR. Dios es el amante y nosotros los amados. Dios es el que ha creado y se ha encarnado, en la persona de Jesús, para más amarnos y más acercarnos a su presencia divina.

Y es precisamente en la relación del amor, del Tú con el tú, como podemos alcanzar la fe, no en una idea, en un proyecto, en un sueño o en una utopía humana, sino en una Persona, que comparte nuestra humanidad pero que tiene algo más que nos hace falta a nosotros y a Él lo tiene en abundancia. “Él nos dice quién es en realidad el hombre y qué debe hacer para ser verdaderamente hombre. Él nos indica el camino y este camino es la verdad, Él mismo es ambas cosas, y por eso es también la vida que todos anhelamos.”[1].

Dejemos de creer en la persona de Jesús por tradición o por simpatía y emprendamos el camino de conocerlo, para amarlo y así servirlo. “…la fe no es intransigente, sino que crece en la convivencia que respeta al otro”[2]. La mejor manera de crecer en la fe es dejándonos amar por el amante.




[1] Benedicto XVI, Carta Encíclica: En Esperanza fuimos Salvados, No. 6.
[2] Francisco, Carta Encíclica: Lumen Fidei, No. 34.