Ya eres uno más

SEAS BIENVENID@

Los Salvatorianos en el Ecuador te damos un grato saludo y te invitamos para que no sea tú primera visita, sino que ésta te anime a regresar.

Nos gusta mucho compartir contigo nuestro caminar y nuestra fe, nos gustaría contar con tus comentarios y con tus palabras de aliento.

Que la fe en nuestro Dios Trinidad nos una cada día más, que juntos podamos entregar la buena nueva a todos y de todas las formas que el amor de Cristo inspire a los que aún no lo conocen. Bienvenid@

DESEO SALVATORIANO

Tomando las palabras de Juan les decimos:
"Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida (porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó); lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo. Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido.".

1 Juan 1, 1-3

viernes, 30 de septiembre de 2011

DOMINGO 02 DE OCTUBRE

Mateo  21: 33 - 43, 45 - 46


33
«Escuchad otra parábola. Era un propietario que plantó una viña, la rodeó de una cerca, cavó en ella un lagar y edificó una torre; la arrendó a unos labradores y se ausentó.
34
Cuando llegó el tiempo de los frutos, envió sus siervos a los labradores para recibir sus frutos.
35
Pero los labradores agarraron a los siervos, y a uno le golpearon, a otro le mataron, a otro le apedrearon.
36
De nuevo envió otros siervos en mayor número que los primeros; pero los trataron de la misma manera.
37
Finalmente les envió a su hijo, diciendo: "A mi hijo le respetarán."
38
Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron entre sí: "Este es el heredero. Vamos, matémosle y quedémonos con su herencia."
39
Y agarrándole, le echaron fuera de la viña y le mataron.
40
Cuando venga, pues, el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?»
41
Dícenle: «A esos miserables les dará una muerte miserable arrendará la viña a otros labradores, que le paguen los frutos a su tiempo.»
42
Y Jesús les dice: «¿No habéis leído nunca en las Escrituras: La piedra que los constructores desecharon, en piedra angular se ha convertido; fue el Señor quien hizo esto y es maravilloso a nuestros ojos?
43
Por eso os digo: Se os quitará el Reino de Dios para dárselo a un pueblo que rinda sus frutos.»


Hermano: Recuerdas más o menos lo que el domingo anterior el Señor decía a uno de sus hijos: Ve a trabajar en “mi viña” y  ese respondió: sí Señor, y no fue, (no trabajó), y a otro: Ve a trabajar en “mi viña” y dijo: no quiero, pero se arrepintió y trabajó.  Que bella lección nos dio y que hermosa viña cultivó, qué maravillosos frutos cosechó!
Este Domingo los textos bíblicos nos invitan  a contemplar el amor gratuito y sin medida de Dios por el hombre, por cada uno de nosotros, por ti y por mi.
La imagen, la figura es nuevamente LA VIÑA, que en el Antiguo Testamento entre otras cosas, era patrimonio para el israelita, lo mínimo que podía tener una persona para sentirse ligado a su clan, incluso para fundamentar su derecho de ciudadanía. Se da un vínculo profundo que une al israelita con su viña.  Israel es para su Dios una viña a la que ama y cuida con celo.  De ahí la decepción de Dios por los pocos frutos que produce su pueblo.  ¿Por qué ha dado uvas agrias, cuando yo esperaba uvas dulces?  
¿Hoy 2 de octubre de 2011 no me siento yo ahí implicado?  ¿No seré yo esa viña que el Señor plantó?  Esa viña que es la viña del Señor Omnipotente.  ¿ESA VIÑA, ESA VIDA que el Señor me regaló  y te regaló?   Esa vida que el Señor de ninguna manera quiere que la desperdiciemos. Por eso nos afirma en Jn. 10,10: “He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia”.
Ojalá cada uno de nosotros tuviera una tan alta autoestima, que se dijera a sí mismo:  No voy a permitir que esta obra maravillosa del Creador, mi vida, se arruine, se destruya por causa de mis errores: mis injusticias, mis atropellos, mi mentira, mis esclavitudes de todo aquello que me impide sentirme y ser plenamente feliz: la ambición, la soberbia, el orgullo, el sexo, la pornografía, la violencia y todo lo demás que me pueda quitar la libertad de los hijos de Dios, para construir mi vida sobre la roca firme del amor infinito de Dios.
Qué maravilloso será, que fiel al llamado del Señor para que cultive mi viña, para que construya mi vida, mi existencia, pueda decir con San Pablo: “ya no vivo yo, síno que Cristo vive en mi.  Y mientras vivo en carne mortal, vivo de la fe en el Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí” Gal. 2,20
Sí hermano, no olvides, no desconozcas cuánto te ama el Señor, cuánto anhela que tú mismo sintiéndote amado, correspondas a ese amor.  Muy claramente lo ha afirmado el Señor: “No hay más grande amor que aquel del que da la vida por su amado”  La dio por ti y por mi y no se ha arrepentido y desafortunadamente hoy día se le sigue crucificando, sigue muriendo.  Todos nosotros somos testigos de una nueva y dolorosa historia en la que el mismo Jesús sigue padeciendo la misma suerte en la persona de miles y millones de hijos violentados, violados, maltratados y asesinados y que mueren de hambre. Nos extenderíamos demasiado trayendo cifras y datos de esta realidad que no desconocemos.   Con mirada pesimista y negativa  más de uno puede pensar y sentirse ante el amor de Dios, derrotado definitivamente por el hombre, pero eso no puede ser.  El amor de Dios es incansable, inagotable, siempre capaz de nuevas realizaciones.  Si como dice el Evangelio, el Señor arrienda la viña a otros labradores que entreguen los frutos a su tiempo, es señal de que la viña no perece. Mientras haya hombres en este mundo, Dios los amará y cuidará de ellos; serán siempre la viña de sus amores. Pero los labradores serán otros.  Serán todos los hombres y mujeres que creen en la presencia del Hijo de Dios en sus vidas y que su muerte no es el capítulo final. Más allá estará la vida. Jesús anuncia su resurrección y esta victoria será nuestra victoria definitiva. Y a nosotros nos está diciendo el Señor  que todavía es tiempo de trabajar en la viña, confía en nosotros y nos pide frutos de amor, trabajo, fidelidad a nuestro ser cristiano, a nuestra vocación personal, empeño por mantener viva la viña y abierta a un amor universal y comprometidos en la construcción de un mundo más justo, una sociedad solidaria donde se sienta la presencia de su amor de padre y amigo que cuida de su viña.