Ya eres uno más

SEAS BIENVENID@

Los Salvatorianos en el Ecuador te damos un grato saludo y te invitamos para que no sea tú primera visita, sino que ésta te anime a regresar.

Nos gusta mucho compartir contigo nuestro caminar y nuestra fe, nos gustaría contar con tus comentarios y con tus palabras de aliento.

Que la fe en nuestro Dios Trinidad nos una cada día más, que juntos podamos entregar la buena nueva a todos y de todas las formas que el amor de Cristo inspire a los que aún no lo conocen. Bienvenid@

DESEO SALVATORIANO

Tomando las palabras de Juan les decimos:
"Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida (porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó); lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo. Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido.".

1 Juan 1, 1-3

sábado, 26 de febrero de 2011

DOMINGO 27 DE FEBRERO

Mateo  6: 24 - 34


24
Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al Dinero.
25
«Por eso os digo: No andéis preocupados por vuestra vida, qué comeréis, ni por vuestro cuerpo, con qué os vestiréis. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?
26
Mirad las aves del cielo: no siembran, ni cosechan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellas?
27
Por lo demás, ¿quién de vosotros puede, por más que se preocupe, añadir un solo codo a la medida de su vida?
28
Y del vestido, ¿por qué preocuparos? Observad los lirios del campo, cómo crecen; no se fatigan, ni hilan.
29
Pero yo os digo que ni Salomón, en toda su gloria, se vistió como uno de ellos.
30
Pues si a la hierba del campo, que hoy es y mañana se echa al horno, Dios así la viste, ¿no lo hará mucho más con vosotros, hombres de poca fe?
31
No andéis, pues, preocupados diciendo: ¿Qué vamos a comer?, ¿qué vamos a beber?, ¿con qué vamos a vestirnos?
32
Que por todas esas cosas se afanan los gentiles; pues ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso.
33
Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura.
34
Así que no os preocupéis del mañana: el mañana se preocupará de sí mismo. Cada día tiene bastante con su propio mal.



Este domingo el Señor nos trae un mensaje muy enriquecedor, un mensaje que nos anima a desprendernos de las preocupaciones humanas y materiales y aceptar con docilidad y con amor los dones que la providencia de Dios nos da.
Cuando nos aferramos a los horizontes cercanos, olvidando el único horizonte que trasciende toda realidad temporal, nos sentimos frustrados y nuestra vida se acongoja. “El señor dinero”, que viene hacer todas las preocupaciones materiales y pasajeras, preocupaciones que alcanzadas no son  satisfactorias porque ellas traen una nueva preocupación, no construye al hombre como persona, hace del hombre un ser egoísta, caprichoso, solitario y sobre todo lo aleja de la verdadera vida cristiana.
Sólo “el Señor Dios” puede trasformar nuestra vida, pues él nos va construyendo desde adentra, hace de nosotros personas con dignidad. Nuestra mirada debe estar puesta en él, en su palabra, en su mensaje, y debemos actuar desde él. Si participamos de los actos cristianos: misa, rosario, novenas, talleres, exposiciones del Santísimo…, no podemos más que llenarnos de su presencia y confiar en que haciendo lo que él nos enseña cada día lograremos grandes cosas.
Dejemos claro que el mensaje evangélico no nos invita a quedarnos quietos esperando todo del cielo, pues el secreto de la confianza está en hacer lo que nos corresponde. El P. Francisco Jordán SDS, fundador de los Salvatorianos, nos deja en una frase muy claro lo que este evangelio nos quiere ofrecer, dice él: “Debéis hacerlo de tal manera: esperando todo de Dios, pero por otra parte también trabajar como si dependiera todo de vuestro trabajo. Debéis ser hombres de confianza y de oración, y emplear todos los medios permitidos.”
Ánimo queridos hermanos que todo nuestra vida en la compañía del Señor se hace más llevadera y más plena, nunca olvides que él es el “el camino, la verdad y la vida” (Juan 146).