Ya eres uno más

SEAS BIENVENID@

Los Salvatorianos en el Ecuador te damos un grato saludo y te invitamos para que no sea tú primera visita, sino que ésta te anime a regresar.

Nos gusta mucho compartir contigo nuestro caminar y nuestra fe, nos gustaría contar con tus comentarios y con tus palabras de aliento.

Que la fe en nuestro Dios Trinidad nos una cada día más, que juntos podamos entregar la buena nueva a todos y de todas las formas que el amor de Cristo inspire a los que aún no lo conocen. Bienvenid@

DESEO SALVATORIANO

Tomando las palabras de Juan les decimos:
"Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida (porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó); lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo. Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido.".

1 Juan 1, 1-3

jueves, 29 de marzo de 2012

Yo hago parte de la salvación

Ya lo afirmaban los santos padre en el Concilio Vaticano II con estas palabras: “Dios se hace hombre para que el hombre se haga Dios por la gracia y participe en la vida divina”. De esta manera el cristianismo compromete al hombre, con toda su realidad natural, en su salvación; no es la fe en un dios que espera ofrecimientos profundos y repetitivos para saciar su furia o responder a su criatura, sino que es la fe en el Dios que humaniza para que vivamos desde lo que nos ha concedido como su creatura más amada y desde esa realidad creada participemos de su salvación.

Desde esta perspectiva el cristianismo puede darle una respuesta profunda al pensamiento moderno que ve en la esencia humana todo la realización del hombre, pero claro está esencia fue creada por Dios que la revela en su propia persona. Por tanto, “Al desconocer al verdadero Dios y su verdadera salvación (en la revelación), la religión ha pervertido la trascendencia, porque ha hecho de ella un clima viciado y ha condenado al hombre, en un mero reflejo de supervivencia, a librarse de la asfixia”[1]

No fuimos creados para estar atados, esclavizados, asfixiados, sino para estar junto con Dios de tal manera que la vida sea una eucaristía, “Pues ustedes –nos dice San Pablo- no han recibido un espíritu de esclavitud para volver otra vez al temor, sino que han recibido un espíritu de adopción como hijos, por el cual clamamos: ‘¡Abba, Padre!’”    (Rm. 815). Ante estas palabras, nos podríamos preguntar ¿qué nos queda a nosotros como creyentes? Y podríamos concluir diciendo: “Es necesario que confiemos en la Divina Providencia, como niños en su nodriza; y cumplamos nuestro deber…”, estas palabras del padre fundador de los Salvatorianos, P. Francisco Jordán, no deja descubrir las dos grandes verdades de la salvación: confianza en Dios y cumplimiento del deber.


[1] VARONE, François, El dios “Sádico”, Ed. Sal Terrae, Santander, 1988, pág.  16