Ya eres uno más

SEAS BIENVENID@

Los Salvatorianos en el Ecuador te damos un grato saludo y te invitamos para que no sea tú primera visita, sino que ésta te anime a regresar.

Nos gusta mucho compartir contigo nuestro caminar y nuestra fe, nos gustaría contar con tus comentarios y con tus palabras de aliento.

Que la fe en nuestro Dios Trinidad nos una cada día más, que juntos podamos entregar la buena nueva a todos y de todas las formas que el amor de Cristo inspire a los que aún no lo conocen. Bienvenid@

DESEO SALVATORIANO

Tomando las palabras de Juan les decimos:
"Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida (porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó); lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo. Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido.".

1 Juan 1, 1-3

sábado, 24 de diciembre de 2011

EL EMMANUEL

Hacer memoria del suceso más noble que ha acontecido en el tiempo y en el espacio, es renovar el amor que lo provocó, bien lo afirma el evangelista Juan en su primera carta: “Dios ha demostrado el amor que nos tiene enviando al mundo a su Hijo único para que vivamos gracias a él” (4, 9).

Celebrar la natividad de Jesús el Salvador, el Emmanuel (el Dios-con-nosotros), es celebrar el “camino, la verdad y la vida” que todo varón y mujer anhela; pues Jesús “nos dice quién es en realidad el hombre y qué debe hacer para ser verdaderamente hombre.” (Spe Salvi, No 6). De esta manera la mirada del creyente debe reconocer la encarnación de Dios en toda la condición humana, no puede olvidar que él “…se despojó de sí mismo y tomó la condición de siervo haciéndose semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre” (Filipenses 2,7).

Debemos permitirnos en esta navidad que Jesús, el nacido en una humilde pesebrera, nos impulse a caminar la vida mirando su vida. Reconociendo en las carencias materiales el amor de la familia, valorando el crecimiento espiritual como paso para comprender la misión, asumiendo los rechazos por hacer la voluntad de Dios, venciendo las tentaciones del maligno con la fuerza del Espíritu Santo que nos recuerda las escrituras como herramienta de defensa, aceptando la cruz por la verdad sin darle paso a negociarla y muriendo a nuestros anhelos para entregar todo de nosotros por amor a muchos.

Jesús de Nazaret nunca podrá ser solamente un sabio, como Sócrates, o un profeta, como Mahoma, o un iluminado, como Buda. Ya que él es el verdadero hombre y verdadero Dios, convirtiéndose así en el mediador de la humanidad con Dios. Él, al poseer las dos condiciones, Hombre y Dios, puede decirnos algo más que los sabios, profetas o iluminados, él sencillamente sacia nuestra sed de plenitud, porque él es la plenitud. Él logra que nos encontremos cara a cara con su divinidad, permitiéndonos alcanzar la plenitud que cada día estamos buscando.