Ya eres uno más

SEAS BIENVENID@

Los Salvatorianos en el Ecuador te damos un grato saludo y te invitamos para que no sea tú primera visita, sino que ésta te anime a regresar.

Nos gusta mucho compartir contigo nuestro caminar y nuestra fe, nos gustaría contar con tus comentarios y con tus palabras de aliento.

Que la fe en nuestro Dios Trinidad nos una cada día más, que juntos podamos entregar la buena nueva a todos y de todas las formas que el amor de Cristo inspire a los que aún no lo conocen. Bienvenid@

DESEO SALVATORIANO

Tomando las palabras de Juan les decimos:
"Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida (porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó); lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo. Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido.".

1 Juan 1, 1-3

viernes, 30 de septiembre de 2011

DOMINGO 02 DE OCTUBRE

Mateo  21: 33 - 43, 45 - 46


33
«Escuchad otra parábola. Era un propietario que plantó una viña, la rodeó de una cerca, cavó en ella un lagar y edificó una torre; la arrendó a unos labradores y se ausentó.
34
Cuando llegó el tiempo de los frutos, envió sus siervos a los labradores para recibir sus frutos.
35
Pero los labradores agarraron a los siervos, y a uno le golpearon, a otro le mataron, a otro le apedrearon.
36
De nuevo envió otros siervos en mayor número que los primeros; pero los trataron de la misma manera.
37
Finalmente les envió a su hijo, diciendo: "A mi hijo le respetarán."
38
Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron entre sí: "Este es el heredero. Vamos, matémosle y quedémonos con su herencia."
39
Y agarrándole, le echaron fuera de la viña y le mataron.
40
Cuando venga, pues, el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?»
41
Dícenle: «A esos miserables les dará una muerte miserable arrendará la viña a otros labradores, que le paguen los frutos a su tiempo.»
42
Y Jesús les dice: «¿No habéis leído nunca en las Escrituras: La piedra que los constructores desecharon, en piedra angular se ha convertido; fue el Señor quien hizo esto y es maravilloso a nuestros ojos?
43
Por eso os digo: Se os quitará el Reino de Dios para dárselo a un pueblo que rinda sus frutos.»


Hermano: Recuerdas más o menos lo que el domingo anterior el Señor decía a uno de sus hijos: Ve a trabajar en “mi viña” y  ese respondió: sí Señor, y no fue, (no trabajó), y a otro: Ve a trabajar en “mi viña” y dijo: no quiero, pero se arrepintió y trabajó.  Que bella lección nos dio y que hermosa viña cultivó, qué maravillosos frutos cosechó!
Este Domingo los textos bíblicos nos invitan  a contemplar el amor gratuito y sin medida de Dios por el hombre, por cada uno de nosotros, por ti y por mi.
La imagen, la figura es nuevamente LA VIÑA, que en el Antiguo Testamento entre otras cosas, era patrimonio para el israelita, lo mínimo que podía tener una persona para sentirse ligado a su clan, incluso para fundamentar su derecho de ciudadanía. Se da un vínculo profundo que une al israelita con su viña.  Israel es para su Dios una viña a la que ama y cuida con celo.  De ahí la decepción de Dios por los pocos frutos que produce su pueblo.  ¿Por qué ha dado uvas agrias, cuando yo esperaba uvas dulces?  
¿Hoy 2 de octubre de 2011 no me siento yo ahí implicado?  ¿No seré yo esa viña que el Señor plantó?  Esa viña que es la viña del Señor Omnipotente.  ¿ESA VIÑA, ESA VIDA que el Señor me regaló  y te regaló?   Esa vida que el Señor de ninguna manera quiere que la desperdiciemos. Por eso nos afirma en Jn. 10,10: “He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia”.
Ojalá cada uno de nosotros tuviera una tan alta autoestima, que se dijera a sí mismo:  No voy a permitir que esta obra maravillosa del Creador, mi vida, se arruine, se destruya por causa de mis errores: mis injusticias, mis atropellos, mi mentira, mis esclavitudes de todo aquello que me impide sentirme y ser plenamente feliz: la ambición, la soberbia, el orgullo, el sexo, la pornografía, la violencia y todo lo demás que me pueda quitar la libertad de los hijos de Dios, para construir mi vida sobre la roca firme del amor infinito de Dios.
Qué maravilloso será, que fiel al llamado del Señor para que cultive mi viña, para que construya mi vida, mi existencia, pueda decir con San Pablo: “ya no vivo yo, síno que Cristo vive en mi.  Y mientras vivo en carne mortal, vivo de la fe en el Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí” Gal. 2,20
Sí hermano, no olvides, no desconozcas cuánto te ama el Señor, cuánto anhela que tú mismo sintiéndote amado, correspondas a ese amor.  Muy claramente lo ha afirmado el Señor: “No hay más grande amor que aquel del que da la vida por su amado”  La dio por ti y por mi y no se ha arrepentido y desafortunadamente hoy día se le sigue crucificando, sigue muriendo.  Todos nosotros somos testigos de una nueva y dolorosa historia en la que el mismo Jesús sigue padeciendo la misma suerte en la persona de miles y millones de hijos violentados, violados, maltratados y asesinados y que mueren de hambre. Nos extenderíamos demasiado trayendo cifras y datos de esta realidad que no desconocemos.   Con mirada pesimista y negativa  más de uno puede pensar y sentirse ante el amor de Dios, derrotado definitivamente por el hombre, pero eso no puede ser.  El amor de Dios es incansable, inagotable, siempre capaz de nuevas realizaciones.  Si como dice el Evangelio, el Señor arrienda la viña a otros labradores que entreguen los frutos a su tiempo, es señal de que la viña no perece. Mientras haya hombres en este mundo, Dios los amará y cuidará de ellos; serán siempre la viña de sus amores. Pero los labradores serán otros.  Serán todos los hombres y mujeres que creen en la presencia del Hijo de Dios en sus vidas y que su muerte no es el capítulo final. Más allá estará la vida. Jesús anuncia su resurrección y esta victoria será nuestra victoria definitiva. Y a nosotros nos está diciendo el Señor  que todavía es tiempo de trabajar en la viña, confía en nosotros y nos pide frutos de amor, trabajo, fidelidad a nuestro ser cristiano, a nuestra vocación personal, empeño por mantener viva la viña y abierta a un amor universal y comprometidos en la construcción de un mundo más justo, una sociedad solidaria donde se sienta la presencia de su amor de padre y amigo que cuida de su viña.

jueves, 29 de septiembre de 2011

El Cielo

En primera instancia digamos que el cielo es un estado. No es un premio alcanzado, ni una meta lograda. Es un encuentro con la perdona que nos ama de tal manera que nos permite estar en su presencia. Es la plenitud del AGAPE que hemos vivido cada día en nuestras relaciones con nuestros hermanos y en la celebración de la Eucaristía. Es el estado del gozo eterno y de la contemplación eterna.
El cielo es la morada de la Trinidad, por ello quienes van haciendo camino en la vida de la Iglesia, siendo conscientes de la vida fraterna y sacramental, van adquiriendo la gracia necesaria para entrar en la gloria de la Trinidad. El bautismo, la confesión, la comunión, la confirmación, el matrimonio, el orden sacerdotal y la unción, vividos en la comunión de la Iglesia, son el pase para la vida eterna de gozo y contemplación.
Terminemos diciendo que la misericordia de Dios se da día a día, con cada oportunidad que nos ofrece en la Iglesia para hacer propio el mensaje de Jesús: “Amar a Dios y al prójimo como a ti mismo” (Marcos 1233). Por tanto en última instancia Dios no es quien elige nuestro “más allá”, sino nuestra respuesta a su amor. Ejemplo de ello son los santos, que en la fe de la Iglesia ya contemplan a la divinidad en todo su esplendor. Y quien ya es partícipe de la gloria de Jesús el Cristo nunca más tendrá sed, pues nunca más saldrá de esa presencia divina.     

lunes, 26 de septiembre de 2011

Los Salvatorianos en el Ecuador

Los primeros misioneros Salvatorianos llegaron al Ecuador por primera vez en el año de 1893 por solicitud de Monseñor Pedro Schumacher, Obispo de Portoviejo, al Venerable Padre Francisco María de la Cruz Jordán, fundador de los Salvatorianos. Este aceptó la invitación para abrir una misión en suramerica, así que el 11 de agosto de 1893 envío a tierras ecuatorianas a cinco hermanas, Estanislada Racskoeski, Catalina Schubert, Agusta Burkhard, Dominica Viregg y Rosa Steinberger, y tres sacerodotes, Pacomio Eisele SDS, Patricio Kelle SDS y Macario Dicks SDS.
Pero cuando aconteció la revolución liberal,  siendo presidente Eloy Alfaro Delgado, tuvieron que salir todos los religiosos extranjeros, expulsados por su gobierno, entre esos se encontraban los religiosos y religiosas Salvatorianos.

De esta manera los religiosos Salvatorianos inician sus actividades apostólicas en la ciudad de Cartagena - Colombia, donde con el tiempo logran ser una Provincia Salvatoriana (nombre que se le da a una extensión de territorio en la que hacen presencia una comunidad religiosa). Ya en el año de 1987 la Provincia Salvatoriana de Colombia decide aceptar la petición de Monseñor Emilio Stehle, y regresar para abrir nuevamente una misión en la ciudad de Santo Domingo de los Colorados, hoy Santo Domingo de los T’sachilas.  Posteriormente se ve la necesidad de dejar esta misión y se acoge una parroquia al sur de Quito, que también se deja después de un tiempo; en la actualidad los Salvatorianos atienden la parroquia María Madre de la Iglesia en Quito y San Pedro de Cumbayá.
En este momento también las Hermanas Salvatorianas hacen presencia en la ciudad de Quito, barrio la Florida y se están gestando pequeñas comunidades de Laicos Salvatorianos, la primera es “Semillas Salvatorianas” que pertenece a la Parroquia de San Pedro de Cumbayá.
Los Salvatorianos se sienten agradecidos por la acogida fraterna que han tenido en el Ecuador, porque sienten que el deseo del Fundador poco a poco se va gestando con fuerza y firmeza. Hoy ya cuenta con jóvenes ecuatorianos en formación para la vida religiosa Salvatoriana y cuenta con Laicos Salvatorianos, que le van dando un rostro propiamente ecuatoriano a este carisma de la Iglesia Católica, dado a un hombre alemán que entregó todo de sí.

sábado, 24 de septiembre de 2011

DOMINGO 25 DE SEPTIMBRE

Mateo  21: 28 - 32

28«Pero ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Llegándose al primero, le dijo: "Hijo, vete hoy a trabajar en la viña."29Y él respondió: "No quiero", pero después se arrepintió y fue.30Llegándose al segundo, le dijo lo mismo. Y él respondió: "Voy, Señor", y no fue. 31¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?» - «El primero» - le dicen. Díceles Jesús: «En verdad os digo que los publicanos y las rameras llegan antes que vosotros al Reino de Dios.32Porque vino Juan a vosotros por camino de justicia, y no creísteis en él, mientras que los publicanos y las rameras creyeron en él. Y vosotros, ni viéndolo, os arrepentisteis después, para creer en él.

La parábola de los dos hijos, uno obediente y otro que no hace caso, es el reflejo de lo que sucede muchas veces con nosotros que decimos acoger la palabra pero no la ponemos en práctica, y de aquellos que sin acogerla terminan siendo sumisos y reconocen que han sido llamados para ser mejores y volver los ojos al Señor, quien es Aquel que los ha invitado a ser parte de un proyecto que libera y transforma, siendo ese el Reino de Dios.
Reino al que todos estamos invitados a ser parte, y especialmente todos aquellos hermanos nuestros que por diversas circunstancias y experiencias de la vida han tocado fondo y se han desviado por caminos de oscuridad, pero que al escuchar la palabra de vida, han optado por decir sí, aunque en algún momento la hayan rechazado; “en verdad os digo que los recaudadores de impuestos y las prostitutas entran en el reino de Dios antes que vosotros.”
Aunque duras, son palabras que deben resonar en nuestro interior y desestabilizar nuestras seguridades, pues, habiendo aceptado la palabra, estamos llamados a dejarnos transformar por su fuerza, que interpela, revitaliza y vivifica.
Que el Divino Salvador, la Palabra viva, siga interpelando y revitalizando nuestra existencia y seamos hijos obedientes dispuestos a ser anunciadores y constructores de un Reino, en el que prevalezca el amor, la misericordia y la acogida a todos nuestros hermanos mirando a la construcción de la gran familia humana, la familia de Dios Padre, uno y trino – infinita comunidad de amor.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Después de la Muerte

Desde que los hombres empezamos a construir la historia, la pregunta por el “después de la muerte” ha estado presente. Es así que todas las culturas y también algunos individuos han querido dar respuesta a este misterioso enigma. Algunos lo han descrito desde realidades humanas y otros, a su contario, lo han visto desde la divinidad.
Para la religión judía, nuestros “hermanos mayores en la fe”, en sus inicios de existencia y de relación con Yavhé comprendían el después de la muerte como el lugar donde iban los muertos. El sheol era sólo el lugar de estadía de los muertos, sin cielo, sin infierno; sin gozo, sin aflicción. Pues la primera idea del pueblo judío era que Dios recompensaba en la vida cotidiana, era bendecido por Dios quien gozara de salud, de bienestar, de comodidad, de economía, de procreación, en fin de todo lo bueno, y maldecido por Dios quien tuviera todo lo contario. Luego Yavhé iluminó a un grupo religioso llamado los fariseos y les permitió iniciar una reflexión de la resurrección y por ende de un después de la muerte más prometedor (Hechos 236).
Esa acción divina en los fariseos permite que se haga más comprensible el mensaje de Jesús de Nazaret, pues ya se había empezado a reconocer que era posible un más allá en la presencia de Dios. Es así  que lo que los fariseos intuyeron Jesús lo reveló; después de la  muerte existe la eternidad, que no es la simple inmortalidad, continuidad de la vida, sino que es una nueva existencia humana. La eternidad para gozar de la presencia de Dios, en el cielo, o eternidad para la angustia de la no presencia de Dios, en el infierno, o tal vez eternidad para purificar nuestro existir, en el purgatorio.

lunes, 19 de septiembre de 2011

Don del Espíritu Santo: Familia Salvatoriana

La Iglesia de Dios, conformada por todos los bautizados y acompañada por la jerarquía, es sostenida por la gracia del Espíritu Santo, pues es la promesa de Jesús: “Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, os lo enseñará todo y os recordará todo lo que yo os he dicho.” (Juan 1426). Es misión del Espíritu Santo derramar su gracia en la Iglesia para que ella se impulse a la gran labor encomendad por el Hijo: “Ustedes vayan y hagan discípulos míos en todos los países de la tierra. Bautícenlos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.”  (Mateo 2819).
Fue don del Espíritu Santo a la Iglesia la vida del Venerable P. Francisco María de la Cruz Jordán, como también fue un don el carisma Salvatoriano. Pues este Venerable Padre, que escuchó la voz de Dios, es fundador de la Familia Salvatoriana, que está formada por los los Salvatorianos (Sociedad del Divino Salvador), las Hermanas Salvatorianas (Congregación del Divino Salvador) y los Laicos Salvatorianos. 

Inspirado en el evangelio de Juan (173) el P. Jordán siente la necesidad de unir a muchos para que fueran por todo el mundo anunciando que la vida eterna consiste  en conocer al verdadero Dios y a su enviado Jesucristo. Esta obra iniciada el 08 de diciembre del año del Señor 1881, es ahora conocida en 37 países en los cinco continentes. Realizan una labor pastoral muy amplia, atendiendo parroquias, centros educativos: escuelas, colegios y universidades, centros médicos, centro de formación cristiana, direcciones espirituales, inserciones en barrios populares, misión en países tercermundistas y también ha brindado a la Iglesia Obispos en tres continentes.     

El fundador de la Familia Salvatoriana insistía muchísimo a cada Salvatoriano que abriera las puertas a los laicos, que ellos debían entrar en la participación de la evangelización de una manera activa. Es así que los Salvatorianos se esfuerzan cada día para que los laicos sean protagonistas de la evangelización en su comunidad.  Junto a esta gran invitación fundacional, el P. Jordán también le insistía en tener presente la palabra TODO: TODO lugar, TODO idioma, TODA pastoral, TODA lengua, TODO grupo humano, TODO medio. Es decir recordar siempre la enseñanza de Cristo: “vayan por todo el mundo…”.  

sábado, 17 de septiembre de 2011

DOMINGO 18 DE SEPTIMBRE

Mateo  20: 1 - 16

1
«En efecto, el Reino de los Cielos es semejante a un propietario que salió a primera hora de la mañana a contratar obreros para su viña.
2
Habiéndose ajustado con los obreros en un denario al día, los envió a su viña.
3
Salió luego hacia la hora tercia y al ver a otros que estaban en la plaza parados,
4
les dijo: "Id también vosotros a mi viña, y os daré lo que sea justo."
5
Y ellos fueron. Volvió a salir a la hora sexta y a la nona e hizo lo mismo.
6
Todavía salió a eso de la hora undécima y, al encontar a otros que estaban allí, les dice: "¿Por qué estáis aquí todo el día parados?"
7
Dícenle: "Es que nadie nos ha contratado." Díceles: "Id también vosotros a la viña."
8
Al atardecer, dice el dueño de la viña a su administrador: "Llama a los obreros y págales el jornal, empezando por los últimos hasta los primeros."
9
Vinieron, pues, los de la hora undécima y cobraron un denario cada uno.
10
Al venir los primeros pensaron que cobrarían más, pero ellos también cobraron un denario cada uno.
11
Y al cobrarlo, murmuraban contra el propietario,
12
diciendo: "Estos últimos no han trabajado más que una hora, y les pagas como a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el calor."
13
Pero él contestó a uno de ellos: "Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No te ajustaste conmigo en un denario?
14
Pues toma lo tuyo y vete. Por mi parte, quiero dar a este último lo mismo que a ti.
15
¿Es que no puedo hacer con lo mío lo que quiero? ¿O va a ser tu ojo malo porque yo soy bueno?".
16
Así, los últimos serán primeros y los primeros, últimos.»


Hoy nos encontramos con un hermoso pasaje evangélico según San Mateo, este evangelista quiero dejarnos claro que la fe en Jesucristo nace en la revelación de Dios en el pueblo judío, son ellos los que nos heredan toda esa grandeza de Dios, bien los llamaba el Santo Padre Juan Pablo II, a los judíos: “Nuestro hermanos mayores en la fe”. Es en el ceno del pueblo judío donde va creciendo la manifestación de Dios para toda la humanidad.
Aquí encontramos la primera riqueza del evangelio de hoy, en que esa revelación que inicia en el pueblo judío es para toda la humanidad, no era una revelación egoísta o nacionalista, era una revelación en bien de toda la humanidad. Es aquí donde comprendemos la parábola de Jesús en el evangelio de Mateo, algunos han recibido la revelación en la mañana otros al medio día y otros al finalizar la jornada. Pero todos recibirán del “propietario” la misma paga, a todos Dios nos concederá la misma salvación.
También nos dice este evangelio hoy que si tú o yo todavía no hemos conocido al verdadero Dios y a su enviado Jesucristo, es el momento oportuno de abrir la mente y el corazón para que él nos invite a su viña y podamos unirnos con todos los que ya lo han aceptado. Él está siempre buscándonos, él sale cada momento para proponernos una vida digna y feliz, sólo hay que abrir la voluntad y la libertad.
Pero también las palabras de Jesús hoy nos dice algo fundamental en el crecimiento y en seguimiento de la vida cristiana, no podemos ser egoístas o envidiosos del amor de Dios que es grande y generoso. Debemos estar prestos antes a permitir que muchos también reciban el amor de Dios, debemos ser puentes de esa posibilidad de encuentro entre el pecador y Dios. En el mundo hay muchos que deambulan sin sentido y sin una esperanza y sobre todo sin amor, ayudemos apara que otros puedan encontrar ese amor. 

jueves, 15 de septiembre de 2011

El amor Cristiano

El amor es el único combustible que sostiene la vida cristiana. Pero este combustible se ha convertido en un discurso bonito y muy manipulado en nuestra sociedad contemporánea; es esta la razón para que el Papa Benedicto XVI sintiera la necesidad de escribir su primera carta encíclica “Dios es Amor, él lo dice con las siguientes palabras: “Mi deseo es (…) suscitar en el mundo un renovado dinamismo de compromiso en la respuesta humana al amor divino.”
Sí, Jesús nos revelo la gran verdad repetida en los evangelios y en todo el nuevo testamento: “Dios es Amor”. Pero esta revelación, dada por Cristo, hace que el amor de Dios tenga una gran rama de extensión que pueda llegar a todos por medio de todos. El amor cristiano es el encontrarse con la persona de Jesús el Cristo, sentirse amado por él y en él sentirse amado por las otras dos Personas de la Trinidad, y de esta manera comprometernos con una respuesta de amor para el mundo.  
El cristiano está llamado a amar como la Trinidad lo ama. La relación con la Trinidad se descubre y se presenta a los hombres sirviéndoles a los hombres. El amor cristiano es el que contempla la pobreza, la soledad, la angustia, el dolor, el rechazo, la desorientación de la humanidad y sale con prontitud al servicio y mostrarle a aquellos que Dios es amor. ¿Te sientes encendido de amor por Dios de tal manera que ya estas encendiendo la vida de amor de tus hermanos?

viernes, 9 de septiembre de 2011

DOMINGO 10 DE SEPTIMBRE

Mateo  18: 21 - 35

21
Pedro se acercó entonces y le dijo: «Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar las ofensas que me haga mi hermano? ¿Hasta siete veces?»
22
Dícele Jesús: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.»
23
«Por eso el Reino de los Cielos es semejante a un rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos.
24
Al empezar a ajustarlas, le fue presentado uno que le debía 10.000 talentos.
25
Como no tenía con qué pagar, ordenó el señor que fuese vendido él, su mujer y sus hijos y todo cuanto tenía, y que se le pagase.
26
Entonces el siervo se echó a sus pies, y postrado le decía: "Ten paciencia conmigo, que todo te lo pagaré."
27
Movido a compasión el señor de aquel siervo, le dejó en libertad y le perdonó la deuda.
28
Al salir de allí aquel siervo se encontró con uno de sus compañeros, que le debía cien denarios; le agarró y, ahogándole, le decía: "Paga lo que debes."
29
Su compañero, cayendo a sus pies, le suplicaba: "Ten paciencia conmigo, que ya te pagaré."
30
Pero él no quiso, sino que fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase lo que debía.
31
Al ver sus compañeros lo ocurrido, se entristecieron mucho, y fueron a contar a su señor todo lo sucedido.
32
Su señor entonces le mandó llamar y le dijo: "Siervo malvado, yo te perdoné a ti toda aquella deuda porque me lo suplicaste.
33
¿No debías tú también compadecerte de tu compañero, del mismo modo que yo me compadecí de ti?"
34
Y encolerizado su señor, le entregó a los verdugos hasta que pagase todo lo que le debía.
35
Esto mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si no perdonáis de corazón cada uno a vuestro hermano.»


El perdón es una de las cosas más difícil de vivir en la vida cotidiana, nos cuesta perdonar, porque nos cuesta amar. Apreciados hermanos quien se encuentra con la verdad y la revelación de Cristo se encuentra con el amor y por ende con el perdón. El evangelio de hoy nos muestra un gran ejemplo de nuestra insensatez cristiana, buscamos con ansia el perdón de Dios, ante nuestras flaquezas y nuestras debilidades, pero nos cuesta perdonar a nuestros semejantes.

Al encontrarnos con este pasaje bíblico debemos realizar un alto en nuestro caminar y preguntarnos con la mano en el corazón. ¿Cuánto he perdonado en mi vida? ¿He sentido mi falta de fraternidad al no perdonar?

Estas preguntas me llevan a reflexionar también cuanto he logrado ver en el otro, no solo un culpable de mi dolor, de mi angustia o de mi tristeza, sino de ver un ser frágil que también se puede equivocar o puede caer en la tentación de negar el amor que tiene en su interior. Apreciado hermano no te niegues la oportunidad de cambiar una vida por el sólo hecho de hacerle sentir tu perdón. Puede ser que ese perdón sea más profundo que cualquier cantaleta o cualquier exhortación evangélica; pues sentirse perdonado es sentirse amado.  

jueves, 8 de septiembre de 2011

La Esperanza Cristiana

“La esperanza es lo último que se pierde”, reza el dicho popular. Pero ante la angustia existencial, ante las realidades negativas de la sociedad, ante una cultura de muerte y sufrimiento, ante la soledad del alma, este dicho empieza a tambalear, y surge el interrogante para el creyente: ¿Dónde está Dios, en quien esperamos, ante toda la amargura humana?
La Iglesia, que es maestra y madre, no tarda en respondernos, desde los escritos evangélicos y la tradición, Dios está allí, porque Él es el Emmanuel, el Dios-con-nosotros. Dios sufre con su pueblo. La esperanza que Jesús el Cristo nos entregó no fue otra que estar con nosotros: “Y yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo” (Mateo 2820). Dios también tiene la esperanza, que su mensaje, que es el estilo de vida, sea escuchado: “el que tenga oído que oiga” (Mateo 139).
Las sagradas escrituras “…no hace más que mostrar cómo Dios, desde el Éxodo hasta la Cruz, está siempre al lado del oprimido y del que sufre, apoyando su lucha y alimentando su esperanza.”. Tal experiencia divina del pueblo creyente  ha sido visible en la presencia humana. Son quienes han comprendido el proyecto de Dios los mismos que hacen visible su presencia y su esperanza. Dios entrega su sabiduría y su verdad y el hombre le corresponde desarrollarla y hacerla visible en y con sus hermanos. Por ello la esperanza cristiana costa de que Dios y el hombre son socios para un mundo mejor. ¿Ya eres socio de Dios?

lunes, 5 de septiembre de 2011

Celebración de la Beata María de los Apóstoles CDS

Hoy hemos celebrado con gran alegría la santidad de nuestra hermana María de los Apóstoles, declarada Beata por el Romano Pontífice Pablo VI. La familia Salvatoriana en el Ecuador se ha reunido para compartir tal alegría. Realizar esta celebración es tener claro que en la vida sí se puede optar por Cristo desde el Carisma del P. Francisco María de la Cruz Jordán, que es un proyecto bueno y muy completo, que verdaderamente el Espíritu Santo le ha concedido una verdadera vocación.

Dios siga bendiciendo nuestra familia y nos conceda numerosas voaciones, para continuar el deseo del fundador.

Presidente P. Bernardo SDS, Coordiandor Regional, Der. P. Luís Fernan SDS, Izq. P. Luís Emilio





Reunida toda la Familia Salvatoriana: Salvatorianos (Sociedad del Divino Salvador), Salvatorianas (Congregación del Divino Salvador) y Laicos Salvatorianos (Sociedad de Laicos Salvatorianos)


En un pequeño compartir, la Laica Salvatoriana, Sñora Alba Murillo, la Hernana Piedad CDS y el Padre Luís Fernan SDS, dirigieron unas palabra en modo de brindis.


El Padre Bernardo SDS dió lectura a una pequeña reseña histórica de la unidad entre el Venerable P. Franciscos Jordán y la Beata María de los Apóstoles. Unidad que nos llama a reflejarla en nuestra vida comunitaria.


Beata Hna. María de los Apóstoles, CDS


Teresa von Wüllenweber nació en el castillo de Myllendonk, Alemania, el 19 de Febrero de 1833, siendo sus padres el Barón Thedoro Wüllenweber y la Baronesa Elizabeth Lefort.
Teresa, mujer de principios y de una profunda vida cristiana, desde muy temprana edad se encamina en la formación de las verdades eternas, poseía un espíritu sediento de Dios, de su infinito amor y de su presencia gloriosa. Es la sed por la divinidad la que impulsa a esta dócil mujer a vivir experiencias de consagración desde los votos religiosos en seis congregaciones diferentes. Su corta estadía en estas comunidades se debe al no encontrar radicalidad que le permitiese cumplir con sus deseos más profundos de un encuentro con Dios que le permitiese encontrar también al hombre.
Bien lo afirmaba San Agustín: “Nos hiciste para ti Señor y nuestro corazón no descansará hasta que repose en ti”. Un corazón sediento, en búsqueda, no descansa hasta que se encuentre saciado. Eso era lo que acontecía en el corazón de la Teresa von Wüllenweber, ninguna congregación lograba concederle el agua suficiente para saciar su sed. Pues la acción del otro juega un papel importante en el encuentro profundo con el Señor.
Ese “otro” que aportó al encuentro entre Teresa y el Señor, fue el Venerable Padre Francisco María de la Cruz Jordán, Fundador de la Familia Salvatoriana. Él desde su respuesta firme y fiel al llamado de Dios ya en 1882 estaba caminando con la nueva fundación en la Iglesia, llamada en sus inicios Sociedad Apostólica Instructiva. Teresa se informa de esta obra de Dios por medio del Missionar, una revista católica que publicaba dicha Sociedad. Fue tal el impacto de la propuesta del Padre Jordán para Teresa, que sin perder un minuto busca a este joven fundador y empieza los diálogos necesarios para unirse a la misión. 
La claridad y la entrega total del Padre Jordán animan a Teresa von Wüllenweber realizar los votos perpetuos en la Sociedad Apostólica Instructiva, siendo así la primera Salvatoriana, y recibiendo el nombre religioso María de los Apóstoles. Ella con los muchos dones que el buen Dios le había concedido brinda a la comunidad la riqueza de su espiritualidad y sabiduría muy plasmadas en los muchos escritos que dejó.
La Iglesia universal al descubrir su encuentro profundo con el Señor y la entrega generosa a la humanidad la ha beatificado el 13 de octubre de 1968 y su fiesta se celebra el 5 de septiembre, siendo el Romano Pontífice Pablo VI.

Beata Hna. María de los Apóstoles, CDS


Teresa von Wüllenweber nació en el castillo de Myllendonk, Alemania, el 19 de Febrero de 1833, siendo sus padres el Barón Thedoro Wüllenweber y la Baronesa Elizabeth Lefort.
Teresa, mujer de principios y de una profunda vida cristiana, desde muy temprana edad se encamina en la formación de las verdades eternas, poseía un espíritu sediento de Dios, de su infinito amor y de su presencia gloriosa. Es la sed por la divinidad la que impulsa a esta dócil mujer a vivir experiencias de consagración desde los votos religiosos en seis congregaciones diferentes. Su corta estadía en estas comunidades se debe al no encontrar radicalidad que le permitiese cumplir con sus deseos más profundos de un encuentro con Dios que le permitiese encontrar también al hombre.
Bien lo afirmaba San Agustín: “Nos hiciste para ti Señor y nuestro corazón no descansará hasta que repose en ti”. Un corazón sediento, en búsqueda, no descansa hasta que se encuentre saciado. Eso era lo que acontecía en el corazón de la Teresa von Wüllenweber, ninguna congregación lograba concederle el agua suficiente para saciar su sed. Pues la acción del otro juega un papel importante en el encuentro profundo con el Señor.
Ese “otro” que aportó al encuentro entre Teresa y el Señor, fue el Venerable Padre Francisco María de la Cruz Jordán, Fundador de la Familia Salvatoriana. Él desde su respuesta firme y fiel al llamado de Dios ya en 1882 estaba caminando con la nueva fundación en la Iglesia, llamada en sus inicios Sociedad Apostólica Instructiva. Teresa se informa de esta obra de Dios por medio del Missionar, una revista católica que publicaba dicha Sociedad. Fue tal el impacto de la propuesta del Padre Jordán para Teresa, que sin perder un minuto busca a este joven fundador y empieza los diálogos necesarios para unirse a la misión. 
La claridad y la entrega total del Padre Jordán animan a Teresa von Wüllenweber realizar los votos perpetuos en la Sociedad Apostólica Instructiva, siendo así la primera Salvatoriana, y recibiendo el nombre religioso María de los Apóstoles. Ella con los muchos dones que el buen Dios le había concedido brinda a la comunidad la riqueza de su espiritualidad y sabiduría muy plasmadas en los muchos escritos que dejó.
La Iglesia universal al descubrir su encuentro profundo con el Señor y la entrega generosa a la humanidad la ha beatificado el 13 de octubre de 1968 y su fiesta se celebra el 5 de septiembre, siendo el Romano Pontífice Pablo VI.

sábado, 3 de septiembre de 2011

DOMINGO 04 DE SEPTIMBRE


Mateo  18: 15 - 20
15 «Si tu hermano llega a pecar, vete y repréndele, a solas tú con él. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano.
16 Si no te escucha, toma todavía contigo uno o dos, para que todo asunto quede zanjado por la palabra de dos o tres testigos.
17 Si les desoye a ellos, díselo a la comunidad. Y si hasta a la comunidad desoye, sea para ti como el gentil y el publicano.
18 «Yo os aseguro: todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo.
19 «Os aseguro también que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, sea lo que fuere, lo conseguirán de mi Padre que está en los cielos.
20 Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.»



El evangelio de este domingo nos lleva a una revisión personal y comunitaria, nos da el espacio para que nosotros reconozcamos los momentos en los que hemos faltado a la caridad, personal o comunitariamente. No corregir adecuadamente puede causar un gran daño a la persona que se corrige.
Jesús nos da una pedagogía de la corrección que no deberíamos olvidar nunca: primero hacer una corrección personal, si fuera necesario, porque no ha comprendido la corrección, llamar a un testigo, pero si ni así vemos el cambio hay que hacer una corrección comunitaria. Por último, cuando ya hemos realizado el proceso pedagógico, y no ha cambiado de actitud, debemos sentirnos por satisfecho en nuestra corrección, pero respetar la libertad del otro.
Lo importante de este proceso pedagógico es la forma como lo realizamos pues “¡Qué diferente un llamado de atención es cuando nos corrigen sin avergonzarnos, cuando nos hacen ver nuestros defectos sin publicarlos, cuando una comunidad: familia, trabajo, Iglesia, da pasos concretos para salvarnos del peligro o del error!” Por ello hermanos y hermanas estemos atentos a ofrecer, en esta semana, palabras acertadas y oportunas.

La otra enseñanza que nos deja el evangelio de hoy es reconocer a la Iglesia como lugar teológico en el que Dios ha depositado su gracia para ser entregada a los hombres, a todo Cristiano. Valorar el sacramento de la reconciliación que nos ofrece la Iglesia con sus ministros consagrados es deber de cada cristiano. Por lo menos tres veces al año acercarnos a la confesión, o en pecado grave. Hermano, hermana el perdón es un regalo de Dios y de la humanidad, sé fuente y recipiente del perdón.