Ya eres uno más

SEAS BIENVENID@

Los Salvatorianos en el Ecuador te damos un grato saludo y te invitamos para que no sea tú primera visita, sino que ésta te anime a regresar.

Nos gusta mucho compartir contigo nuestro caminar y nuestra fe, nos gustaría contar con tus comentarios y con tus palabras de aliento.

Que la fe en nuestro Dios Trinidad nos una cada día más, que juntos podamos entregar la buena nueva a todos y de todas las formas que el amor de Cristo inspire a los que aún no lo conocen. Bienvenid@

DESEO SALVATORIANO

Tomando las palabras de Juan les decimos:
"Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida (porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó); lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo. Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido.".

1 Juan 1, 1-3

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Finalizando el año de la FE

Lumen Fidei 
(La luz de la Fe) 


En un mundo en el que pareciera que la razón pretende ser la luz del hombre, teniendo un señorío que, de alguna manera, gobierna toda la creación, se hace necesario aquietarnos y preguntarnos ¿entregarle toda nuestra realidad humana a nuestra propia razón, nos ha realizado plenamente?, ¿somos más felices?, ¿quizás más hermanos entre todos? o mejor aún, ¿preguntémonos, somos más humanos? Si la respuesta inmediata a este interrogante fuera plenamente positiva no sentiríamos que “El hombre actual parece estar siempre amenazado por lo que produce, es decir, por el resultado del trabajo de sus manos y más aún por el trabajo de su entendimiento (razón), de las tendencias de su voluntad.”[1].

Producir, dejar que nuestra capacidad de raciocinio dé frutos, de ninguna manera es negativo o malo, pero cuando lo hacemos lejos del proyecto de Dios, con nuestra propia autonomía y nuestra soberbia humana, olvidando que fuimos creados con esa capacidad, que se la debemos a Dios, hacemos de nuestras creaciones máquinas que destruyen las relaciones humanas, el hábitat y el bienestar de todos los seres creados. Así descubrimos que la razón sí es una luz, pero fugaz, sin fuerza, sin profundidad, sin plenitud para el hombre, cuando está lejos de Dios.

Al hombre le urge volver la mirada hacia la FE, permitir que ella se su luz. “Y es que la característica propia de la luz de la fe es la capacidad de iluminar toda la existencia del hombre.”[2]; esta luz va más allá de respuestas fugaces que tiene el hombre, esta luz tiene la capacidad de iluminar el pasado, el presente y el futuro, la fe le da al hombre una respuesta plena y total. Ahora bien, esta fe, de la que te hablamos, que te invitamos a vivir, para que ilumine tu vida, está centrada en una Persona: Jesús de Nazaret. Poner nuestra fe en Él, es dejarnos abrazar por el amor infinito, es dejarnos iluminar por luz incandescente que hace de nuestras oscuridades y tinieblas un día soleado en la armonía de la belleza de Dios. “La fe cristiana es, por tanto, fe en el Amor pleno, en su poder eficaz, en su capacidad de transformar el mundo e iluminar el tiempo.”[3].

Jesucristo es la luz de los hombres, Él mismo nos lo dice: “Yo he venido al mundo como luz y así, el que cree en mí no quedará en tinieblas” (Juan 12, 46), la luz de la fe es una Persona que ama y acompaña



[1] Juan Pablo II, Carta Encíclica: Redemtor Hominis, No. 15.
[2] Francisco, Carta Encíclica: Lumen Fidei, No. 4.
[3] Francisco, Carta Encíclica: Lumen Fidei, No. 15