Ya eres uno más

SEAS BIENVENID@

Los Salvatorianos en el Ecuador te damos un grato saludo y te invitamos para que no sea tú primera visita, sino que ésta te anime a regresar.

Nos gusta mucho compartir contigo nuestro caminar y nuestra fe, nos gustaría contar con tus comentarios y con tus palabras de aliento.

Que la fe en nuestro Dios Trinidad nos una cada día más, que juntos podamos entregar la buena nueva a todos y de todas las formas que el amor de Cristo inspire a los que aún no lo conocen. Bienvenid@

DESEO SALVATORIANO

Tomando las palabras de Juan les decimos:
"Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida (porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó); lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo. Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido.".

1 Juan 1, 1-3

jueves, 17 de noviembre de 2011

Vocación al Matrimonio

Jesús respondió: “¿No han leído que el Creador al principio los hizo varón y mujer y dijo: el varón dejará a su padre y a su madre y se unirá con su mujer, y serán los dos una sola carne? De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Pues bien, lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre”. Mateo 194-6

“Que ninguna familia comience en cualquier de repente”: esta exhortación tan sencilla, que la encontramos en una canción a la familia, nos dice mucho. Algunos se preguntan por qué hoy existen tantos divorcios, y la respuesta está en esa frase, porque las familias comienzan en cualquier de repente, la juventud no se da tiempo de conocerse; aquella realidad de enamorados o de noviazgo ha ido pasando a un segundo plano.

El matrimonio necesita iniciar con el conocimiento de la otra persona. Ya que el llamado a la vida matrimonial es el llamado a la unidad con una sola persona, es el llamado a compartir lo positivo y lo negativo de la existencia, es un llamado a lograr hacer de la existencia una vida.

La vocación del matrimonio inicia descubriendo que la otra persona es la indicada, que ella y no otra es “el regalo” que Dios me quiere dar. “Regalo” que acojo con el sacramento del matrimonio y con él mismo me comprometo a valorar, respetar, cuidar, admirar y sobre todo amar el regalo de Dios. El amor es el fundamento que hace posible la unidad de dos personas para toda la vida.

Los individuos que ante el testigo de la Iglesia, el presbítero, han aceptado “el regalo” de Dios deben estar dispuestos, como pareja, a recibir el fruto del amor, los hijos. Pero ellos no pueden remplazar ni aislar la relación de pareja; cuando una pareja camina en el amor, se refleja en la vida de sus hijos.