Ya eres uno más

SEAS BIENVENID@

Los Salvatorianos en el Ecuador te damos un grato saludo y te invitamos para que no sea tú primera visita, sino que ésta te anime a regresar.

Nos gusta mucho compartir contigo nuestro caminar y nuestra fe, nos gustaría contar con tus comentarios y con tus palabras de aliento.

Que la fe en nuestro Dios Trinidad nos una cada día más, que juntos podamos entregar la buena nueva a todos y de todas las formas que el amor de Cristo inspire a los que aún no lo conocen. Bienvenid@

DESEO SALVATORIANO

Tomando las palabras de Juan les decimos:
"Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida (porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó); lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo. Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido.".

1 Juan 1, 1-3

viernes, 15 de abril de 2011

DOMINGO 17 DE ABRIL

Mateo  27: 11 - 54

11
Jesús compareció ante el procurador, y el procurador le preguntó: «¿Eres tú el Rey de los judíos?» Respondió Jesús: «Sí, tú lo dices.»
12
Y, mientras los sumos sacerdotes y los ancianos le acusaban, no respondió nada.
13
Entonces le dice Pilato: «¿No oyes de cuántas cosas te acusan?»
14
Pero él a nada respondió, de suerte que el procurador estaba muy sorprendido.
15
Cada Fiesta, el procurador solía conceder al pueblo la libertad de un preso, el que quisieran.
16
Tenían a la sazón un preso famoso, llamado Barrabás.
17
Y cuando ellos estaban reunidos, les dijo Pilato: «¿A quién queréis que os suelte, a Barrabás o a Jesús, el llamado Cristo?»,
18
pues sabía que le habían entregado por envidia.
19
Mientras él estaba sentado en el tribunal, le mandó a decir su mujer: «No te metas con ese justo, porque hoy he sufrido mucho en sueños por su causa.»
20
Pero los sumos sacerdotes y los ancianos lograron persuadir a la gente que pidiese la libertad de Barrabás y la muerte de Jesús.
21
Y cuando el procurador les dijo: «¿A cuál de los dos queréis que os suelte?», respondieron: «¡A Barrabás!»
22
Díceles Pilato: «Y ¿qué voy a hacer con Jesús, el llamado Cristo?» Y todos a una: «¡Sea crucificado!» -
23
«Pero ¿qué mal ha hecho?», preguntó Pilato. Mas ellos seguían gritando con más fuerza: «¡Sea crucificado!»
24
Entonces Pilato, viendo que nada adelantaba, sino que más bien se promovía tumulto, tomó agua y se lavó las manos delante de la gente diciendo: «Inocente soy de la sangre de este justo. Vosotros veréis.»
25
Y todo el pueblo respondió: «¡Su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos!»
26
Entonces, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarle, se lo entregó para que fuera crucificado.
27
Entonces los soldados del procurador llevaron consigo a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de él a toda la cohorte.
28
Le desnudaron y le echaron encima un manto de púrpura;
29
y, trenzando una corona de espinas, se la pusieron sobre su cabeza, y en su mano derecha una caña; y doblando la rodilla delante de él, le hacían burla diciendo: «¡Salve, Rey de los judíos!»;
30
y después de escupirle, cogieron la caña y le golpeaban en la cabeza.
31
Cuando se hubieron burlado de él, le quitaron el manto, le pusieron sus ropas y le llevaron a crucificarle.
32
Al salir, encontraron a un hombre de Cirene llamado Simón, y le obligaron a llevar su cruz.
33
Llegados a un lugar llamado Gólgota, esto es, «Calvario»,
34
le dieron a beber vino mezclado con hiel; pero él, después de probarlo, no quiso beberlo.
35
Una vez que le crucificaron, se repartieron sus vestidos, echando a suertes.



Hace siglos Jerusalén fue signo de todos los pueblos del mundo. La Iglesia recoge ese signo. Y así como Jerusalén vivió aquel Domingo de Ramos bajo la luz de su esperanza, sus realidades de entonces, ahora cada ciudad, cada nación, cada pueblo, este domingo encarna esa esperanza que Cristo trae en las propias realidades de nuestra nación, en las propias realidades de nuestra vida. Esto es lo que se llama el sentido litúrgico de las celebraciones.
Hoy la Iglesia que somos todos como comunidad de creyentes, nos unimos a celebrar y poner toda nuestra confianza plena en Jesús nuestro Salvador.
Isaías en la primera lectura nos muestra al hombre que con la confianza plena en  su Señor, aunque le sobrevengan grandes sufrimientos, es capaz de seguir el camino de anuncio y cumplimiento de la misión, sin echarse para atrás ni acobardarse, sino por el contrario valientemente cumpliendo con lo encomendado, “sabiendo que no quedaría defraudado”; es también la imagen y misión de nuestro Salvador Jesucristo que como nos lo muestra Pablo en su carta a los filipenses: la palabra, es clara; pues nos revela a Cristo como Aquel que siendo Dios no se aprovechó de tal dignidad sino por el contrario, optó por ser uno como nosotros, un hombre cualquiera, con debilidades, con limitaciones pero con grandes sueños e ideales, que se compromete con un proyecto, al cual le pone toda su fuerza humana y toda su pasión, reconociendo que todo lo que hace es para gloria de su Padre Dios, por amor al ser humano que es imagen de ese mismo Dios que nos ama; y así, cumplir con la misión de darnos a conocer el Verdadero Amor.
Un amor manifestado en todo lo que hacía y decía, un amor reflejado en sus palabras, en sus gestos con los pobres y excluidos de la sociedad, con las mujeres y los niños, con los enfermos, que para los ojos de los hombres no valían nada. Cristo es Dios hecho hombre por amor al hombre, que  comprometido con un proyecto ha sido capaz de dar un mensaje de salvación que aunque le llevó a padecer en la Cruz, no se amínalo, pues confió plenamente que no sería defraudado.
Por eso queridos hermanos, la invitación es para que sigamos revisando nuestra vida confrontándola con la vida de Cristo, que nos invita a ofrecer nuestra vida al servicio de la vida, siendo discípulos del verdadero maestro, que comprometido con un proyecto de amor, padeció, murió pero RESUCITO….
Vivamos pues, esta semana santa como camino de conversión, volviendo los ojos a los que están, viven, caminan y padecen a nuestro lado, sabiendo que todo lo que hacemos a los demás, para bien o para mal, se lo hacemos a Cristo, Dios hecho hombre que nos amó hasta el extremo.
Que esta Semana Santa, sea, no una más de cada año, sino un Resucitar con Cristo a una VIDA NUEVA.