Ya eres uno más

SEAS BIENVENID@

Los Salvatorianos en el Ecuador te damos un grato saludo y te invitamos para que no sea tú primera visita, sino que ésta te anime a regresar.

Nos gusta mucho compartir contigo nuestro caminar y nuestra fe, nos gustaría contar con tus comentarios y con tus palabras de aliento.

Que la fe en nuestro Dios Trinidad nos una cada día más, que juntos podamos entregar la buena nueva a todos y de todas las formas que el amor de Cristo inspire a los que aún no lo conocen. Bienvenid@

DESEO SALVATORIANO

Tomando las palabras de Juan les decimos:
"Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida (porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó); lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo. Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido.".

1 Juan 1, 1-3

jueves, 15 de diciembre de 2011

La Vida, Vivida Alegremente

Quien en el camino de su vida se ha encontrado con Jesús de Nazaret no puede vivir con tristeza o con amargura, como sin sabor de vivir. Pues la alegría hace parte de la vida humana, hace parte de nuestra esperanza, hace parte de Dios. Dios nos ha creado para ser feliz, y somos felices cuando nos realizamos desde los dones y las capacidades que él nos ha dado.

Un cristiano debe cada mañana impulsar sus capacidades y sus dones, debe alejar de su mente los logros y las capacidades de los otros, ya que somos únicos ante el mundo, pues Dios nos creó únicos. Hay que vivir con alegría nuestras riquezas y pobrezas, nuestros conocimientos y nuestras ignorancias, nuestras capacidades y nuestras carencias, la vida se hace alegre cuando valoramos lo que somos desde Dios y no cuando añoramos lo que no somos.


Es el conocimiento personal el que permite que el Reino de Dios se vaya construyendo. Es el reino que inicia como una semilla de mostaza pero que crece como el gran árbol que acobija a todos y le da sombra. Por eso Jesús nos dice que quien lo ha hallado tiene tal alegría en su corazón que lo grita a todos y quiere compartirlo. La alegría hay que mostrarla, hay compartirla.