Ya eres uno más

SEAS BIENVENID@

Los Salvatorianos en el Ecuador te damos un grato saludo y te invitamos para que no sea tú primera visita, sino que ésta te anime a regresar.

Nos gusta mucho compartir contigo nuestro caminar y nuestra fe, nos gustaría contar con tus comentarios y con tus palabras de aliento.

Que la fe en nuestro Dios Trinidad nos una cada día más, que juntos podamos entregar la buena nueva a todos y de todas las formas que el amor de Cristo inspire a los que aún no lo conocen. Bienvenid@

DESEO SALVATORIANO

Tomando las palabras de Juan les decimos:
"Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida (porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó); lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo. Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido.".

1 Juan 1, 1-3

sábado, 19 de mayo de 2012

La Mujer también nos deja ver a Dios


Siempre hemos tenido en nuestra mente que Dios es el Padre, más aún el mismo Jesús le llamaba “Abbá, Padre” (Marcos 14, 36) y nos enseñó a orar diciendo “Padre Nuestro” (Mateo 6, 9). Y unido a esta idea de Padre está el hecho de que Jesús se encarnó varón; de esta manera al pensar en Dios lo relacionamos fácilmente con la personalidad masculina que con la femenina.

Por esta razón podríamos preguntarnos, ¿Dios es él o ella? Y al respondernos tendríamos que decir que Dios es él y es ella, también ninguno de los dos; pues nuestro lenguaje encasilla de tal manera que desvirtúa lo que es “él o ella” como desvirtúa lo que es “padre y madre”. El lenguaje no puede absolutizar lo que es Dios, ya que el lenguaje es limitado, pero sí debemos complementar lo que entendemos como “él o ella” o como “padre o madre” para cuando hablamos de Dios.

Tengamos presente que al crear Dios la humanidad la creó a su “imagen y semejanza” (Génesis 1, 26-27), varón y mujer fueron partícipes de lo que Dios es, todos tenemos algo de Dios, lo que nosotros tenemos por separado en Dios está unido. Por ello también la mujer tiene algo que decirnos de Dios, pues Dios le ha compartido algo de lo suyo que no lo compartió con el varón. Eh ahí que las buenas relaciones de varones y mujeres hacen posible la plenitud de Dios en medio del resto de la creación.

Muchas de las cualidades que manifiesta la mujer, y que poco vemos en el varón, han sido perpetuadas en las sagradas  escrituras como propias de Dios, entre algunas podemos rescatar: la ternura[1],  la sensibilidad ante el que sufre[2]; el vínculo con los hijos[3]; el dar todo por su creatura[4]; el reprender para educar[5] y el proteger con todo a sus seres querido reuniéndolos como la gallina bajo sus alas[6].   


[1] Salmo 25, 6; 116, 5;
[2] Isaías 66, 13; Apocalipsis 5, 1-4
[3] Isaías 49, 14,15
[4] Oseas 11, 1, 8
[5] Jeremías 31, 20
[6] Lucas 13, 34