Ya eres uno más

SEAS BIENVENID@

Los Salvatorianos en el Ecuador te damos un grato saludo y te invitamos para que no sea tú primera visita, sino que ésta te anime a regresar.

Nos gusta mucho compartir contigo nuestro caminar y nuestra fe, nos gustaría contar con tus comentarios y con tus palabras de aliento.

Que la fe en nuestro Dios Trinidad nos una cada día más, que juntos podamos entregar la buena nueva a todos y de todas las formas que el amor de Cristo inspire a los que aún no lo conocen. Bienvenid@

DESEO SALVATORIANO

Tomando las palabras de Juan les decimos:
"Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida (porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó); lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo. Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido.".

1 Juan 1, 1-3

viernes, 18 de noviembre de 2011

DOMINGO 20 DE NOVIEMBRE

Mateo  25: 31 - 46

31«Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria.32Serán congregadas delante de él todas las naciones, y él separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos.33Pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda.34Entonces dirá el Rey a los de su derecha: "Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.35Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis;36estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme."37Entonces los justos le responderán: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te dimos de beber?38¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te vestimos?39¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?"40Y el Rey les dirá: "En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis."41Entonces dirá también a los de su izquierda: "Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles.42Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber;43era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis."44Entonces dirán también éstos: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?"45Y él entonces les responderá: "En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejasteis de hacerlo."46E irán éstos a un castigo eterno, y los justos a una vida eterna.»

Los primeros versículos del Evangelio nos presentan la venida final de JESÚS, el Hijo del hombre,   y  JESUS aquí es el REY, que viene del cielo acompañado de los ángeles, envuelto en la gloria divina y se sienta en el trono, delante del cual se reúnen "todos los pueblos", es decir que nadie queda excluido: tanto los israelitas como los paganos: las naciones que no son cristianas dentro de un contexto misionero. El juicio, al ser universal, recoge a las gentes y también a la comunidad, no hay dos juicio ni tampoco un juicio especial para los no cristianos.

El juicio del Rey sobre cada uno de nosotros y sobre la comunidad equivale, en igualdad de condiciones, a nuestro propio juicio sobre "los pequeños", los pobres y desvalidos.  Nosotros juzgamos a Jesús al acogerlo o rechazarlo en los pobres; su acción como juez sólo comprueba nuestra actitud y nuestra elección a lo largo de la vida. Al final, somos juzgados con base en nuestra acción con el otro.  Cada uno de los otros será siempre " EL OTRO"  (JESÚS): Lo que hiciste a uno de estos, a mí me lo hiciste…Este hecho tiene como cimiento el AMOR.  No hay otra distinción entre nosotros, entre las personas, más que el amor.  Y ese juicio le corresponde al PADRE  EN SU HIJO, MISERICORDIOSO Y COMPASIVO, no a nosotros. 

Este JUEZ dicta sentencia desde el principio sin buscar, como los jueces de este mundo, la verdad a partir de preguntas, interrogatorios y testigos que con mucha frecuencia, para salvar su pellejo, falsean los hechos. Por el contrario nuestro JUEZ,  JESÚS combina maravillosamente la justicia con la misericordia y en el diálogo entre las partes, el Señor no revisa el juicio, más bien confirma la sentencia dictada antes.

JESUCRISTO  REY: Me atrevería a invitar a dirigir nuestra mirada de fe y admiración, no hacia un JESUCRISTO majestuoso y con corona de oro, sino hacia aquel Rey que ostenta su majestad desde un madero, de una cruz, desde donde nos invita a participar del Reino preparado para los justos con la definitiva victoria sobre el pecado y sobre la muerte, resucitando para dar pleno sentido a la promesa del Padre: la comunión definitiva con El en su Hijo Jesús. Definitivamente el tiempo de las definiciones y de las advertencias ya pasó y nos debe quedar claro que al atardecer de nuestro peregrinar por este mundo, seremos juzgados sobre el amor como lo afirma san Juan de la Cruz.   No olvidemos las palabras del rey: “Vengan, benditos de mi Padre; tomen posesión del Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo; porque estuve hambriento y me dieron de comer. . . etc.   TODAVÍA TENEMOS TIEMPO PARA ACTUAR.  Ojalá nos diga mucho aquella conmovedora oración:

CRISTO, no tiene manos, tiene solo nuestras manos para construir un mundo nuevo donde habite la justicia.
CRISTO, no tiene pies, tiene solo nuestros pies para poner en marcha a los oprimidos por el camino de la libertad.
CRISTO, no tiene labios, tiene solo nuestros labios para proclamar a los pobres la Buena Nueva de la libertad. Hagamos desde acá nuestro propio juicio para llegar gozosos a la casa del Padre.