Ya eres uno más

SEAS BIENVENID@

Los Salvatorianos en el Ecuador te damos un grato saludo y te invitamos para que no sea tú primera visita, sino que ésta te anime a regresar.

Nos gusta mucho compartir contigo nuestro caminar y nuestra fe, nos gustaría contar con tus comentarios y con tus palabras de aliento.

Que la fe en nuestro Dios Trinidad nos una cada día más, que juntos podamos entregar la buena nueva a todos y de todas las formas que el amor de Cristo inspire a los que aún no lo conocen. Bienvenid@

DESEO SALVATORIANO

Tomando las palabras de Juan les decimos:
"Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida (porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó); lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo. Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido.".

1 Juan 1, 1-3

jueves, 19 de julio de 2012

El Emmanuel Trasforma la Vida


Hay una desilusión en el ser humano

Han existido, existen y muy seguramente existirán grandes personajes que aportan diferentes pensamientos y diferentes modelos de vida, como también nos podemos encontrar con grandes inventos tecnológicos y científicos que pretenden cubrir un algo que deseamos saciar y no sabemos cómo. Pero ni ellos ni estos han logrado darle plenitud a la sed que el hombre lleva por dentro. Tiene el hombre felicidades o realizaciones pasajeras y debe emprender la búsqueda de otra cosa, produciéndole cansancio, fatigas, tristezas, amarguras, inestabilidad en sí la desilusión de no lograr sentirse realizado, de no sentirse pleno.

¿Quiere decir esto, que el ser humano está condenado a vivir una situación de desilusión? Desde luego que no. El hombre fue creado para el gozo eterno (Génesis 1, 27-28), fue creado para la grata convivencia con el prójimo (Génesis 2, 25) y con Dios (Génesis 3, 8); pero toda esta realidad tuvo una ruptura, pues la condición humana se dejó seducir por la presencia del ángel (Salmo 8, 5), que rechazó a Dios y a su reino libre e irrevocablemente. Pero Dios que es amor (1Juan 4, 8) no olvidó su deseo y aún con el pecado que entró en la humanidad se encarnó para que nos reconciliemos con él (2Corintios 5, 19). Y quien lo acepta libremente es considerado su hijo (Juan 1, 11-13).      

El Emmanuel trasforma la vida


Aquel hombre del que hemos escuchado, quizá desde nuestra niñez, es mucho más que un sanador, que un milagrero, que un hombre sencillo del pueblo de Nazaret o un hombre que construyó una historia. Jesús de Nazaret es el Emmanuel, Dios-con-nosotros. Es el cumplimiento de la promesa de Dios a la humanidad, es su encarnación (Mateo 1, 18-25). Quien se entrega plenamente a la condición humana, haciéndose uno de nosotros (Filipenses 2,6). Pasando por la tentación de quien ha dicho no a Dios y venciéndolo con la sabiduría divina (Mateo 4, 1-10). Jesús de Nazaret, el Emmanuel, es el hombre-Dios, por eso nos puede indicar el camino, nos puede decir la verdad para así alcanzar la vida que todos anhelamos. El transforma la vida porque viene al encuentro como uno de nosotros, un igual, y nos habla como nosotros comprendemos con el mágico auxilio del amor, del que tanto carecemos, tanto buscamos y tanto necesitamos. Jesús nos transforma la vida porque nos hace sentir amados.