Ya eres uno más

SEAS BIENVENID@

Los Salvatorianos en el Ecuador te damos un grato saludo y te invitamos para que no sea tú primera visita, sino que ésta te anime a regresar.

Nos gusta mucho compartir contigo nuestro caminar y nuestra fe, nos gustaría contar con tus comentarios y con tus palabras de aliento.

Que la fe en nuestro Dios Trinidad nos una cada día más, que juntos podamos entregar la buena nueva a todos y de todas las formas que el amor de Cristo inspire a los que aún no lo conocen. Bienvenid@

DESEO SALVATORIANO

Tomando las palabras de Juan les decimos:
"Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida (porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó); lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo. Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido.".

1 Juan 1, 1-3

jueves, 25 de agosto de 2011

Las Virtudes Teologales

La fe, la esperanza y el amor, son tres dones maravillosos que el buen Dios nos ha entregado en el sacramento del bautismo, y se conocen comúnmente como las virtudes teologales. Pero ellas van creciendo en el niño bautizado en la medida que los padres y padrinos las van cultivando, con la oración, con la eucaristía, con su ejemplo de vida cristiana, son dones que en el caminar de la vida cristiana van tomando fuerza y forma. Recordemos que todo don para activarse requieren de nuestro aporte y del aporte de nuestros seres más cercanos.  
Si padre y padrinos no olvidan el compromiso que recibieron en el bautismo de su hijo o ahijado, ante la respuesta afirmativa del interrogante: ¿Se comprometen padres y padrinos en ayudar a su hijo y ahijado en el crecimiento de fe que acabamos de profesar?, ayudaran para que en la fe adulta de su hijo o ahijado tenga un proceso en el que haga suyo la fe, la esperanza y el amor cristiano como algo propio y no impuesto.
La fe, la esperanza y el amor cristiano van madurando en el caminar porque lo hacemos un hábito de nuestro diario vivir; son precisamente virtudes porque las vamos adquiriendo y fortaleciendo en la repetición, y tenemos presente que vienen de Dios para que nos relaciones con Él y con nuestros prójimos.