Ya eres uno más

SEAS BIENVENID@

Los Salvatorianos en el Ecuador te damos un grato saludo y te invitamos para que no sea tú primera visita, sino que ésta te anime a regresar.

Nos gusta mucho compartir contigo nuestro caminar y nuestra fe, nos gustaría contar con tus comentarios y con tus palabras de aliento.

Que la fe en nuestro Dios Trinidad nos una cada día más, que juntos podamos entregar la buena nueva a todos y de todas las formas que el amor de Cristo inspire a los que aún no lo conocen. Bienvenid@

DESEO SALVATORIANO

Tomando las palabras de Juan les decimos:
"Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida (porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó); lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo. Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido.".

1 Juan 1, 1-3

jueves, 18 de agosto de 2011

FELICITACIONES


Queremos compartir con todos nuestros hermanos visitantes la alegría que nos embarga gozar de la presencia del P. Bernardo Ospina SDS en nuestra comunidad de Ecuador. Pues la Familia Salvatoriana ha reconocido su trabajo y compromiso con el carisma Salvatoriano y especialmente su entrega a la compañía de los Laicos Salvatorianos. Es por ello le ha otorgado una mención de honor y se la han entregado en el encuentro de Laicos Salvatorianos que se celebró en Cartagena Colombia en los últimos días.

Qué alegría poder gozar de estos reconocimientos, en los cuales nuevamente nos dice la historia que una entrega total y sincera sí es posible. Deseamos que este reconocimiento al P. Bernardo SDS contagie a muchos jóvenes a querer entregar su vida al servicio del evangelio.






María Madre de la Iglesia

Una de las posturas de nuestra fe tan cuestionadas por grupos cristianos no católicos, es la presencia de la Santísima Virgen María, la madre del Señor. Pero quizá esta crítica se funda en nuestra mirada equivocada de la figura de María en la fe cristiana. Puesto que pareciera que no fuéramos a Jesús por María, sino que llegamos hasta María y no deseamos más allá.
María es la madre de la Iglesia, como es madre de Jesús, de esta manera el Reino de Dios que Jesús predicó, tiene un mismo Padre y una misma madre. El evangelista Juan nos muestra lo que todo bautizado está llamado a hacer: “Y desde aquel momento el discípulo se la llevó a su casa” (Juan 1927), Juan la recibió en nombre de todos nosotros en su casa. Desde entonces la Virgen María, cercana a la Iglesia, ora junto a nosotros, como lo hizo con la cristiandad naciente: “Todos ellos, con algunas mujeres, la madre de Jesús y sus parientes, permanecían íntimamente unidos en la oración” (Hechos 114).
Endiosar a María es negarle la posibilidad de decirnos algo del seguimiento que estamos llamados a vivir como cristianos, María es la madre de la Iglesia porque nos orienta a Jesús, como la madre que enseña y corrige nuestro discipulado zigzagueante haciéndolo un discipulado en línea recta a la verdad de Dios. Aprender de María no es esperar de María, pues la esperanza la da Jesús de Nazaret a todo el que crea en Él.