Ya eres uno más

SEAS BIENVENID@

Los Salvatorianos en el Ecuador te damos un grato saludo y te invitamos para que no sea tú primera visita, sino que ésta te anime a regresar.

Nos gusta mucho compartir contigo nuestro caminar y nuestra fe, nos gustaría contar con tus comentarios y con tus palabras de aliento.

Que la fe en nuestro Dios Trinidad nos una cada día más, que juntos podamos entregar la buena nueva a todos y de todas las formas que el amor de Cristo inspire a los que aún no lo conocen. Bienvenid@

DESEO SALVATORIANO

Tomando las palabras de Juan les decimos:
"Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida (porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó); lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo. Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido.".

1 Juan 1, 1-3

jueves, 21 de abril de 2011

JUEVES SANTO

La Iglesia hace memoria el día jueves santo de aquel acontecimiento, la cena pascual de Jesús con sus discípulos, que trasciende en la vida de la comunidad cristiana naciente. Este acontecimiento entregado por Jesús de Nazaret a sus discípulos es el centro de toda la vida cristiana. Puesto que es un acontecimiento que rompe el sentido de repetición para ser un acontecimiento de renovación, es decir, que Jesús de Nazaret nuevamente en cada Eucaristía se entrega a los suyos, en alimento y servicio.
En la muy conocida última cena del Señor, los evangelistas nos narran algunas riquezas de la vida cristiana; riquezas que nos entrega el mismo Señor Jesús. Esta cena, como todas las que celebramos los cristianos, tiene una línea transversal que es el AMOR. Un amor que no es fruto de este encuentro sino que es fruto de los muchos encuentros comunitarios que el Señor ha tenido con sus discípulos. Y a partir del amor encontramos las demás riquezas de esta cena pascual. Veámoslas.
FRATERNIDAD
 Jesús busca un lugar para estar con los suyos, con sus amigos (Mateo 2618). Es el lugar del encuentro fraterno; fraternidad que no tiene límites, que acepta también a aquellos que todavía dudan de su verdadero señorío. Judas, el que ha permitido que su fidelidad se venda por treinta monedas de plata, “…habla como los enemigos de Jesús, porque no ha comprendido que Él es el Señor.”[1]. ¿Soy yo, maestro? (Mateo 2625) dice Judas, mientras que los demás discípulos preguntan: ¿Soy yo, Señor? (Mateo 2622). También nuestros encuentros hoy están constituidos por esta fraternidad desquebrajada, no todos los que participamos creemos con la misma intensidad en el Señor como el verdadero Salvador.
LA PERSONA
Renovar este acto de Jesús es descubrir que “La Eucaristía nos adentra en el acto oblativo de Jesús”[2]. Él se entrega en toda su persona,  pues da su cuerpo y su sangre: “…el recuerdo de que Él ha entregado su cuerpo y su sangre, es decir, la totalidad de su ser, sus anhelos, sueños y esperanzas, su lucha por la instauración del reino de Dios; todo lo ha entregado por sus amigos y por toda la humanidad.”[3]. La fidelidad de Jesús no tiene límites, y es esta fidelidad la que recibimos cada vez que nos alimentamos de Él. La recibirle estamos llamados a darnos con toda nuestra realidad, nuestra persona.
UNIDAD
El Señor toma un pan y una copa (Mateo 2626-27), este hecho “une a todos los que  participan en la comida comunitaria, ya que todos participan de la misma fuente de la vida”[4]. Y al participar de la misma fuente se forma una sola realidad. La comunión consiste en ser un solo cuerpo, “…porque en la comunión sacramental yo quedo unido al Señor como todos los demás que comulgan: (…). La comunión con Cristo es al mismo tiempo unión con todos los demás a los que él se entrega.”[5]. Comulgar sin tener conciencia que construyo un cuerpo desfigura esta entrega amorosa de Jesús de Nazaret.
SERVICIO
 En la acción de lavar los pies a sus discípulos (Juan 131-20) Jesús permite descubrir que él es un siervo-líder. Este servicio les correspondía a los siervos del momento, atender a sus amos y a la visita para limpiar el polvo que traían de la caminata por el desierto. Jesús se ciñe la toalla sin ningún problema, sin olvidar su condición, con todo el deseo de servir y dejar claro que sus seguidores deben estar atentos al servicio. Su liderazgo se desarrolla desde el servicio. “El que busque servir como Jesús será feliz”[6]. Ser cristiano es estar atento a las necesidades de nuestro hermanos, especialmente de aquellos que consideramos inferiores a nosotros, por cualquier razón: intelectual, económica, social, etc.
LA ALIANZA
El signo más profundo que podemos ver en esta celebración es el sello de la nueva alianza. Una alianza definitiva, una alianza donde Jesús el Cristo es el único mediador, él es el mediador de nuestra salvación porque es un acto de un Dios encarnado, es un Dios que se ha hecho hombre, en el Logos encarnado está Dios y está el Hombre. Desde él ya no hay necesidad de los intermediarios. Esta última alianza de Dios con la humanidad la renovamos cada día en la celebración Eucarística, pues Jesús el Cristo siendo cabeza de la Iglesia, en la persona del Presbítero, celebra con su cuerpo. Por tanto “…beber del cáliz, implica asumir el sacrificio de Jesús y comprometerse con su proyecto de vida”[7].
Conclusión
Celebrar la institución de la Eucaristía, es celebrar la nueva alianza que se da desde el amor y el servicio. Es renovar nuestro deseo de unirnos al cuerpo de Cristo para trabajar junto a él, la cabeza, para construir el reino de Dios. Como cuerpo completo luchamos contra todo mal, y saldremos vencedores si somos fieles a la cabeza. El amor y el servicio deben ser las bases para nuestra vida cristiana.
Para reflexionar
¿Cuál es mi experiencia de la Eucaristía?
¿Qué significa recibir el cuerpo y sangre de Jesús el Cristo? 
                                                                                                                    Alejandro Perdomo SDS
Esperamos sus aportes y sus respuestas a estas preguntas. Con ellos podremos crecer todos juntos. Ánimo que la fe es compartida.

[1] Píe de página de Mateo 2617-29, de la biblia La Biblia de Nuestro Pueblo, Luís Alonso Schökel.
[2] Carta Encíclica Dios es Amor del sumo pontífice Benedicto XVI, 2005, Roma, No. 13.
[3] Píe de página de Lucas 227-23, de la biblia La Biblia de Nuestro Pueblo, Luís Alonso Schökel.
[4] Píe de página de Mateo 2617-29, de la biblia La Biblia de Nuestro Pueblo, Luís Alonso Schökel.  
[5] Carta Encíclica Dios es Amor del sumo pontífice Benedicto XVI, 2005, Roma, No. 14.
[6] Píe de página de Juan 131-20, de la biblia La Biblia de Nuestro Pueblo, Luís Alonso Schökel.  
[7] Píe de página de Marcos 1412-25, de la biblia La Biblia de Nuestro Pueblo, Luís Alonso Schökel.