Ya eres uno más

SEAS BIENVENID@

Los Salvatorianos en el Ecuador te damos un grato saludo y te invitamos para que no sea tú primera visita, sino que ésta te anime a regresar.

Nos gusta mucho compartir contigo nuestro caminar y nuestra fe, nos gustaría contar con tus comentarios y con tus palabras de aliento.

Que la fe en nuestro Dios Trinidad nos una cada día más, que juntos podamos entregar la buena nueva a todos y de todas las formas que el amor de Cristo inspire a los que aún no lo conocen. Bienvenid@

DESEO SALVATORIANO

Tomando las palabras de Juan les decimos:
"Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida (porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó); lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo. Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido.".

1 Juan 1, 1-3

miércoles, 27 de junio de 2012

Jesús la luz del corazón


Dice el Señor Jesús: “Vengan a mí los que están cansados y agobiados y yo los aliviaré. Carguen con mi yugo y aprendan de mi, que soy manso y humilde de corazón y encontrarán descanso en su vida” (Mateo 11, 28-29).

¿Qué nos cansa y agobia en este mundo? Por lo general el tener que aparentar o aparecer ante una sociedad que necesita deslumbres para aceptarnos, un exceso de materialismo inútil que nos quita el tiempo, el dinero, la cultura y a veces los seres queridos, un consumismo que nos hace individuales, egoístas y egocéntricos. En fin muchas realidades que son exteriores y absolutamente contrarias a la paz y el amor que nace en el corazón.

El Señor Jesús nos propone cargar con su yugo y aprender de Él, es decir, des-contaminarnos del mundo y radicarnos en la verdad que es el amor, haciéndonos libres, maduros espiritualmente, fuertes interiormente y abiertos a las relaciones humanas. Allí radica la mansedumbre y la humildad de corazón del Señor Jesús, que  no quiso atesorar cosas que no le ayudaban, que no buscó lugares y puestos, sólo quiso cumplir con su misión, que no se aferró a este mundo y a sus propuestas, que supo reconocer lo que era, tenía y podía lograr.

No es la mentalidad de un conformista, es la mentalidad de una persona que se reconoce tal y como es. La humildad, que viene de hummus, tierra, equivale a reconocerse y a dar frutos desde lo que tiene. Cuando se proyectan los sueños desde realidades, capacidades y alcances de los otros, y no los propios, el corazón se convierte en arrogante, ambicioso, envidioso, celoso y se fracasa fácilmente, lo peor es que cuando se ve fracasado busca que otros fracasen, convirtiéndose  en rivales de la familia, de los amigos, de los colegas.   

El descanso de la vida de los hombres está en Jesús que sabe muy bien decirle al hombre cómo vivir en la felicidad que busca. Jesús ubica al hombre en su contexto, le ayuda a descubrir sus dones y capacidades, que se le ha concedido para el bien de todos, Jesús le permite ser libre y lo aleja de las ataduras de los sistemas que hacen al hombre un solo objeto o medio para el bienestar de unos cuantos.