Ya eres uno más

SEAS BIENVENID@

Los Salvatorianos en el Ecuador te damos un grato saludo y te invitamos para que no sea tú primera visita, sino que ésta te anime a regresar.

Nos gusta mucho compartir contigo nuestro caminar y nuestra fe, nos gustaría contar con tus comentarios y con tus palabras de aliento.

Que la fe en nuestro Dios Trinidad nos una cada día más, que juntos podamos entregar la buena nueva a todos y de todas las formas que el amor de Cristo inspire a los que aún no lo conocen. Bienvenid@

DESEO SALVATORIANO

Tomando las palabras de Juan les decimos:
"Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida (porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó); lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo. Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido.".

1 Juan 1, 1-3

miércoles, 13 de junio de 2012

Amar con el Corazón


Pensar que amar es un sentimiento es negarnos la posibilidad de aprender a amar. Amar es un verbo y como todo verbo hay que ejercerlo y ejercitarlo, no se puede amar si no decidimos amar. Como decidimos comer, correr, trabajar, etc.

Pero cuando decidimos amar estamos decidiendo alejarnos de todo lo que sea muerte, pues existe la teoría que la palabra amor está compuesta por “a” que significa sin y “mor” que significa muerte, por ende amar es vivir sin muerte.

Sin miedo a equivocarnos podemos afirmar que Jesús, quien recibió la vida del Padre (Juan 5, 26) y nos da vida en abundancia (Juan 10, 10), ama con el corazón. Los evangelistas nos muestran el corazón humano de Jesús, un corazón que se compadece por los que sufren; es misericordioso con los desdichados; perdona a los que se han equivocado; ayuda a los que le buscan, en fin un corazón que ama hasta devolver la vida a quien la había perdido.

Como bautizados y miembros del Cuerpo de Cristo estamos llamados a escuchar a Jesús, quien es la cabeza, para amar con el corazón. No podemos olvidar que Jesús de Nazaret, el Hijo del Padre hecho hombre, nos hizo comprender que al hombre se le ha confiado el bienestar de los otros hombres. Y para llevar a feliz término tan grande misión debemos mirar el Corazón de Jesús y decidirnos a amar con el corazón; rompiendo envidias, rivalidades, odios, egoísmos, sentimientos que lo único que causan son maltratos físicos o verbales ocasionando fratricidios dentro de la familia de sangre o en la familia espiritual.