Ya eres uno más

SEAS BIENVENID@

Los Salvatorianos en el Ecuador te damos un grato saludo y te invitamos para que no sea tú primera visita, sino que ésta te anime a regresar.

Nos gusta mucho compartir contigo nuestro caminar y nuestra fe, nos gustaría contar con tus comentarios y con tus palabras de aliento.

Que la fe en nuestro Dios Trinidad nos una cada día más, que juntos podamos entregar la buena nueva a todos y de todas las formas que el amor de Cristo inspire a los que aún no lo conocen. Bienvenid@

DESEO SALVATORIANO

Tomando las palabras de Juan les decimos:
"Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida (porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó); lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo. Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido.".

1 Juan 1, 1-3

jueves, 26 de enero de 2012

La esperanza en Cristo

Cuando celebramos el nacimiento de Jesús en el pesebre no podemos olvidar que este niño humilde y nacido en un hogar sencillo es el mismo que nos revela quiénes somos y cuál es la razón de nuestra existencia. Él muestra, desde toda su existencia, que el hombre fue creado para gozar de la presencia eterna de Dios, presencia que se va fortaleciendo en la convivencia de la comunidad, de los bautizados, de los hijos de Dios y miembros de la Iglesia.

Y en Jesús encontramos nuestra plenitud porque Él es Dios y como Dios nos ha abierto las puertas del lugar santo, de la gloria celestial, de la vida eterna. No somos seres para la muerte sino para la vida. Sería muy triste que nuestra luchar diario y nuestros sufrimientos en el mundo tuviesen la última palabra, que al morir todo terminara sin más, pero no es así para el cristiano. Nosotros tenemos la esperanza que Él nos acompaña en nuestras luchas y en nuestros sufrimientos y esperamos un día vivir en la casa de su Padre donde Él nos prepara un lugar: “En la casa de mi Padre hay muchas habitaciones; si no fuera así les hubiera dicho; porque voy a prepara un lugar para ustedes.” (Juan 14,2).

Pero la esperanza necesita de la fe y la fe necesita de la comunidad para ser fortalecida y valorada. Por tanto los hijos de Dios, los que han aceptado a Jesús como la luz del mundo, no se pueden desvincularse de la Iglesia que es fruto del amor de Jesús por el mundo, y debemos recordar siempre que él dio un mandato para que su reino fuera una realidad: “Vayan y hagan discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles todo lo que yo les he mandado. Yo estaré con ustedes hasta el fin del mundo” (Mateo 28,19-20).   


Estamos llamados a ser bautizados, alcanzando a ser discípulos y como verdaderos discípulos escuchar todo lo que nos enseñan de Jesús y su reino. Sin olvidar que él está con nosotros hasta el fin del mundo. Quien ama a Cristo ama la Iglesia. 

martes, 24 de enero de 2012


“Oh Señor. Tú lo sabes, yo no lo puedo expresar. Todo lo puedo en ti oh Dios, todopoderoso, inconmensurable, oh Jesús, Salvador del mundo, mira, aquí estoy; envíame para ti, para las almas, para la Iglesia de Dios”
(Diario Espiritual
 Padre Francisco María de la Cruz Jordán,
Fundador de los Salvatorianos)
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La

SOCIEDAD DEL DIVINO SALVADOR

Se alegra de invitarlos a orar por la vida y la llamada de

JHON ALEJANDRO PERDOMO SDS

Quien el 25 de enero de 2012

 fiesta de la conversión de San Pablo Apóstol

Renueva su consagración religiosa para estar con el Señor e ir a predicar el 

evangelio, en el carisma Salvatoriano, herencia del

P. FRANCISCO JORDÁN SDS

jueves, 19 de enero de 2012

Cristo y el Cristianismo Para el Mundo

San Pablo comprendió a cabalidad la misión del cristiano, que es buscar siempre que toda la humanidad logre ser uno en Cristo Jesús. Cuando aceptamos a Jesús el Cristo nos comprometemos a aceptar a todos aquellos que no sean como nosotros, que no piense como nosotros, que no viva como nosotros y más aún que no ame como nosotros, pues con Jesús en nuestra vida, “Ya no hay judíos ni griegos, esclavos ni libres, hombres ni mujeres, sino que todos ustedes son uno solo en Cristo Jesús” (Gálatas 3,28).

Pero pudiéramos preguntarnos cuál es la razón para que el mundo continúe dividido y en guerras si una gran parte de los mortales son bautizados y seguidores de Cristo, y la razón la podemos encontrar en la falta de radicalidad y de verdadero seguimiento al Señor, en una fe que está alimentada solo por intereses personales, que casi siempre son materiales y efímeros, y por poco compromiso con el crecimiento espiritual.

Nos urge contemplar con mayor profundidad a Jesús que busca unir los pueblos: “Padre que ellos sean uno como tú y yo somos uno” (conf. Juan 17,21) y que desde su nacimiento encontramos la Epifanía-manifestación- para todos los pueblos. Él es Dios para blancos y negros, para pobres y ricos, para sabios e ignorantes, para hombres y mujeres, para gobernantes y subalternos, para los de hoy y los de mañana, para toda la humanidad. Celebrar la llegada de los magos a la pesebrera en que se encontraba José, María y Jesús, es reconocer que Jesús es la luz del mundo entero y no sólo de un grupo humano; y sus regalos que son incienso, mirra y oro nos muestran la grandeza del que ha nacido que es un rey que reina para salvar a la humanidad entera.  

jueves, 12 de enero de 2012

EN SU MISION, JESUS LE REVELA EL HOMBRE AL HOMBRE

Misión significa “envío a una tarea determinada” y Jesús concebía su actividad como fruto de un envío por parte del Padre para anunciar el evangelio del Reino.

Jesús se encarna, se hace hombre y va al hombre con la función específica de mostrarle el valor que tiene, un ser humano, un hijo de Dios. Es por eso que podemos decir que “Jesús le revela el hombre al hombre”, le muestra que ser hombre está en función del reconocimiento de la presencia del otro, que me dice con su rostro, soy tu hermano, soy igual a ti, tengo la misma dignidad. Por eso, la encarnación del Hijo de Dios, es el acontecimiento por medio del cual nuestro Padre del Cielo nos manifiesta su deseo de compartir con nosotros la realidad de su ser y su gracia, y en el que nos abre el camino para descubrir cómo es y que desea para sus hijos.

Por lo cual, la misión del Hijo que se ha encarnado, Jesucristo, se revela con la entrega manifestada durante toda su vida, una vida entregada a los demás, de acogida e inclusión, de perdón y misericordia, de compasión y solidaridad, obediente a la voluntad del Padre y que ha sido capaz de entregar su vida a la muerte por amor a la humanidad, en cumplimiento del proyecto del Reino.

Jesús es el ser para los demás, y por tanto, el modelo de hombre, que siendo parte de una cultura, con las mismas necesidades y limitaciones nuestras, trabajando con manos de hombre, pensando como hombre , obrando y amando con voluntad de hombre, supo superar las diversas situaciones que se le presentan y fue capaz de irrumpir en la vida de sus contemporáneos y sigue irrumpiendo en las nuestras, para que seamos capaces de descubrir cuál es nuestra propia misión como verdaderos discípulos suyos que caminamos a la patria celestial, y que la vamos construyendo desde ya, con nuestras propias actitudes.

jueves, 5 de enero de 2012

María nos da al Salvador

“Al llegar a la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer” Gálatas 4,4

María es la mujer, la virgen que concebirá y dará a luz a un hijo que se llamará Emmanuel, es decir, el Dios con nosotros, como nos lo anuncia el profeta Isaías 7, 14 y nos lo confirma Mateo 1,23. En ella se cumple la plenitud de los tiempos, y el Hijo de Dios toma de Ella su naturaleza humana, pues es  gracias a su sí, por el que Dios se hace carne y  que podemos decir que Jesús es hombre como nosotros.

María es la fiel discípula que escucha la palabra y acepta, humildemente confía y se abandona en manos de Dios, entrega su vida para hacerse parte al proyecto de salvación, y como tal, se convierte en modelo para el ser humano.

Es ella quien como buena madre, enseña a su hijo Jesús el valor de amar y servir a Dios Padre como el único Dios que nos ama y desea que todos sus hijos sean felices, acogiendo y guardando sus preceptos, en la escucha y vivencia de la palabra.

Y hoy, también es nuestra misión dejar que Jesucristo se encarne en nuestra vida, acogiéndolo como parte de nuestro ser, apasionándonos por su persona y su proyecto. Proyecto en el que todos somos protagonistas, así como nuestra madre del cielo, que acepta ser parte y se descubre también discípula. Dios la llamó y la invitó a abrir su puerta, y ella permitió que él entrara en su vida, y más grandioso aún, permitió que se encarnara en su propio ser, dándole ella misma, la naturaleza humana.

En este mes de las misiones y toda nuestra vida, estamos invitados a renovar nuestra fe, reconociendo que Jesús, la Palabra hecha carne, está encarnado en nuestra vida, en nuestra historia, en nuestro ser, y con nuestras actitudes mostrar que el proyecto del Reino es posible, cuando aceptamos que Dios uno y trino, reine y sea el motivo y la luz de nuestro camino.