Dice
el Señor Jesús: “Vengan a mí los que
están cansados y agobiados y yo los aliviaré. Carguen con mi yugo y aprendan de
mi, que soy manso y humilde de corazón y encontrarán descanso en su vida”
(Mateo 11, 28-29).
¿Qué
nos cansa y agobia en este mundo? Por lo general el tener que aparentar o
aparecer ante una sociedad que necesita deslumbres para aceptarnos, un exceso
de materialismo inútil que nos quita el tiempo, el dinero, la cultura y a veces
los seres queridos, un consumismo que nos hace individuales, egoístas y
egocéntricos. En fin muchas realidades que son exteriores y absolutamente
contrarias a la paz y el amor que nace en el corazón.
El
Señor Jesús nos propone cargar con su yugo y aprender de Él, es decir,
des-contaminarnos del mundo y radicarnos en la verdad que es el amor,
haciéndonos libres, maduros espiritualmente, fuertes interiormente y abiertos a
las relaciones humanas. Allí radica la mansedumbre y la humildad de corazón del
Señor Jesús, que no quiso atesorar cosas
que no le ayudaban, que no buscó lugares y puestos, sólo quiso cumplir con su
misión, que no se aferró a este mundo y a sus propuestas, que supo reconocer lo
que era, tenía y podía lograr.
No
es la mentalidad de un conformista, es la mentalidad de una persona que se
reconoce tal y como es. La humildad, que viene de hummus, tierra, equivale a reconocerse y a dar frutos desde lo que
tiene. Cuando se proyectan los sueños desde realidades, capacidades y alcances
de los otros, y no los propios, el corazón se convierte en arrogante, ambicioso,
envidioso, celoso y se fracasa fácilmente, lo peor es que cuando se ve
fracasado busca que otros fracasen, convirtiéndose en rivales de la familia, de los amigos, de
los colegas.
El
descanso de la vida de los hombres está en Jesús que sabe muy bien decirle al
hombre cómo vivir en la felicidad que busca. Jesús ubica al hombre en su
contexto, le ayuda a descubrir sus dones y capacidades, que se le ha concedido
para el bien de todos, Jesús le permite ser libre y lo aleja de las ataduras de
los sistemas que hacen al hombre un solo objeto o medio para el bienestar de
unos cuantos.
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