Lucas 22:14-15.19-20
Llegada la hora, Jesús se sentó a la mesa con los apóstoles (15) y
les dijo: "Yo tenía gran deseo de comer esta Pascua con ustedes antes de
padecer. (19) Después tomó pan y, dando gracias, lo partió
y se lo dio diciendo: "Esto es mi cuerpo, que es entregado por ustedes. Hagan
esto en memoria mía." (20) Hizo lo mismo con la copa después de cenar,
diciendo: "Esta copa es la alianza nueva sellada con mi sangre, que es
derramada por ustedes".
Uno de los grandes misterios de fe es el Cuerpo y la
Sangre de Cristo en el pan y en el vino. Solo por fe, aceptamos esta herencia
de Jesús y enseñanza de la Iglesia. No es que significa sino que es realmente
el Cuerpo y la Sangre. Lo que acontece es que nuestros sentidos, ojos, olfato y
tacto, se encuentran con lo que conocemos como pan y vino, pero nuestra fe se
encuentra con la sustancia de Cuerpo y Sangre de Cristo.
Santo Tomás de Aquino, un gran predicador católico,
solía decir: Pero, a fin de que guardásemos
por siempre jamás en nosotros la memoria de tan gran beneficio, dejó a los fieles,
bajo la apariencia de pan y de vino, su cuerpo, para que fuese nuestro
alimento, y su sangre, para que fuese nuestra bebida. Y en esta homilía
continuaba diciendo, No hay ningún
sacramento más saludable que éste, pues por él se borran los pecados, se
aumentan las virtudes y se nutre el alma con la abundancia de todos los dones
espirituales.
Y tú ¿Vives y te alimentas con este manjar de
salvación, siendo consiente que te alimenta para la vida eterna?