Hermanos y hermanas, es una oportunidad especial el celebrar la pascua para enviarles un saludo y a la vez invitarlos a que reflexionemos juntos sobre el acontecimiento “Jesús de Nazaret”, digo acontecimiento, porque para muchos de nosotros no pasa de ser eso, el recordar el sufrimiento de Cristo como algo que pasó y que se recuerda como un hecho histórico de trascendencia, como quien recuerda a cualquier hombre ilustre de la historia.
Pero la muerte de Cristo no es un simple acontecimiento, es el resultado del amor verdadero, es la consecuencia de una vida coherente, entregada completamente al plan de salvación, no desde la teoría y la ley escrita, sino desde la práctica libre de la única ley que transforma, El AMOR, que lleva a Jesús a acoger especialmente a los marginados de su tiempo, ya sea por el pecado, la discriminación, la enfermedad, el género, etc.
La muerte cruenta por la que pasó el mismo Hijo de Dios, aunque parezca contradictorio, es la muestra de que Dios es capaz de todo por los que ama, por esta razón, debemos deshacer de nuestra religiosidad la imagen del Dios castigador, vengativo y lejano que hemos heredado del judaísmo y que durante mucho tiempo nos han mostrado, y asumir al Padre misericordioso, cercano y que se define como el Dios amor, manifestado por Cristo.
Por otro lado, la muerte para Cristo no es el final, sino el inicio de la verdadera vida que trae la resurrección y a la que se nos invita a todos los cristianos o más bien, a toda la humanidad, ya que la salvación que Cristo nos manifiesta no es para unos pocos, está dirigida para todo hombre, varón y mujer, que “negándose a sí mismo vaya en pos de Jesús”; lo que implica ir en pos del otro, ser otro Cristo para el que sufre.
Hermanos celebremos la pascua de Cristo con todo lo que esto implica; si creemos que Cristo vive en nosotros, manifestémoslo al mundo, superemos la pasividad de los “buenos” y comencemos a manifestar con nuestra vida que la resurrección de Cristo es la Semilla que crece en nosotros para transformar el mundo. Mostremos que es posible pasar del sueño de un mundo nuevo, a la acción de arrimar el hombro para que este mundo “Reino de Dios” sea posible.
Nunca nos olvidemos que 12 hombres sencillos, lograron mostrar que el resucitado cambió sus vidas y que su plan podía cambiar al mundo y comenzaron a trabajar dando testimonio de lo que habían vivido, ¿qué no haríamos si los que nos llamamos cristianos nos dejáramos transformar por el amor del Resucitado?
Jorge Raúl González SDS
Felices pascuas de resurrección les deseamos
los Religiosos SALVATORIANOS