P. Francisco Jordán, SDS
“Para poder orar y meditar bien, descienda a
las profundidades de su nada y sea humilde.”
El
P. Francisco, fundador de los Salvatorianos, oraba durante el día ocho horas,
claro, no seguidas, de ratos en ratos durante el día. Fue un hombre de
constante encuentro con el Señor de la vida. Él afirmaba que “la oración es el arma más poderosa”, y su
vida demostró que así es. Pues aunque tuvo muchos contratiempos para fundar la
Familia Salvatoriana, lo logró. Ni el dinero, ni lo material, ni el poder, ni
las envidias, ni los tropiezos, ni los rechazos, en fin nada pudieron contra él
y su proyecto religioso.
Un
día escribió en su diario espiritual, para tener siempre presente, “cualesquiera que sean tus sufrimientos,
aflicciones, preocupaciones, temores, humillaciones, etc. di siempre desde lo
hondo de tu corazón: ‘¡Fíat voluntas tua!’ (Hágase tu voluntad)”. Esta
entrega confiada sólo se logra con mucha, muchísima oración, con mucho encuentro
en silencio a los pies del Señor.