El mundo que estamos construyendo cada día, con avanzadas tecnologías y propuestas de estilo de vida regidos por las mismas tecnologías, puede fácilmente confundir nuestro ser cristiano. Pudiésemos caer con mucha facilidad en las seducciones de estos modernos aparatos y perdernos súbitamente en sus muchos servicios y muchas felicidades efímeras. Pues ellas no nos dan tiempo de reflexionar en sus desventajas y en sus perjudicases resultados en el crecimiento personal y en las relaciones humanas, primando las familiares.
Cada mañana hasta el anochecer nos bombardean las propagandas en vallas, emisoras, telefonías, canales televisivos, prensa, internet y por si fuera poco se agregan las relaciones sociales que también nos exigen sumarnos al consumismo y al despilfarro.
Como cristianos estamos llamados a centrar nuestra mirada en la verdadera felicidad y en el verdadero proyecto que nos realiza, el de Jesucristo, el que busca lo sublime y divino para crecer como varones y mujeres dignos de la presencia de Dios.
Hoy también nos encontramos con la serpiente del Génesis, “debemos tomar conciencia que también a nosotros, ocultamente, se nos está colando una serpiente, que con voz seductora habla a nuestro pueblo, a nuestra gente, a nuestros gobernantes, a nuestros dirigentes, para alejarnos de la Ley de Dios. Que nos lleva a construir una sociedad mezquina, de miseria, de opresión de injusticias, de niños abandonados, de mujeres sometidas, de hombres sin trabajo, de corrupción social, insolidaria, mientras nos sentimos religiosos porque practicamos devociones y ritos exteriores.
Descubrir la serpiente a tiempo es el gran desafío. Para desenmascararla, para no escucharla más. Para que por fin amanezca el Paraíso.” Ser cristiano es obedecer a Dios en contra de cualquier propuesta que el mundo me ofrece y no me favorece, de lo contrario, si nos dejamos seducir por la serpiente del consumismo y del despilfarro, la historia de Adán y Eva se repetirá una vez más.