Marcos 13: 33 - 37
33«Estad atentos y vigilad, porque ignoráis cuándo será el momento.34Al igual que un hombre que se ausenta: deja su casa, da atribuciones a sus siervos, a cada uno su trabajo, y ordena al portero que vele;35velad, por tanto, ya que no sabéis cuándo viene el dueño de la casa, si al atardecer, o a media noche, o al cantar del gallo, o de madrugada.36No sea que llegue de improviso y os encuentre dormidos.37Lo que a vosotros digo, a todos lo digo: ¡Velad!»
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Estimados hermanos hoy en la Iglesia Universal empezamos un nuevo año litúrgico.
Iniciando también así el tiempo de adviento, al cual sabemos es el tiempo de preparación a la venida del Señor.
El evangelio de este 1 domingo de adviento que está tomado de San Marcos 13, 33-37, es una gran catequesis sobre el tiempo previo a la venida del Reino de Dios, o también podemos decir un discurso escatológico, pues se nos insiste en estar en alerta a los acontecimientos últimos y definitivos en donde la presencia absoluta de Dios será clara.
San Marcos nos habla hoy de dos verbos, no “estar dormidos” y estar más “bien despiertos” pues estados dos verbos son señalas las maneras de vivir la espera del Señor.
No podemos seguir dormidos y dejar que las cosas pasen sin transformar nuestras vidas, aislados Dios y metidos de lleno en las cosas mundanas y materialistas, e incluso en muchas ocasiones volvernos indiferentes a las necesidades de nuestros hermanos.
Debemos y tenemos que estar despiertos, atentos, pues solo así podremos descubrir cuál es el plan que Dios tiene trazado para cada uno donde se pueda manifestar las verdaderas acciones y compromisos con los demás.
La mejor manera de estar vigilantes es asumir con responsabilidad y alegría las responsabilidades diarias, en donde podamos manifestar la felicidad de ser cristianos.
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