Mateo 28:19-20
Vayan, pues, y hagan que todos los pueblos sean mis
discípulos. Bautícenlos en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo, (20) y enséñenles a cumplir todo lo que yo les he encomendado
a ustedes. Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin de la
historia.".
La Iglesia cree y acepta que en la naturaleza de Dios
existen tres personas, Padre – Hijo – Espíritu Santo, siendo uno solo. Y
profesa: Creo en la Santísima Trinidad, tres personas distintas pero un solo
Dios verdadero.
El Obispo San Atanasio enseñaba por el año 270 la
doctrina de la Santísima Trinidad con estas palabras:
Existe,
pues, una Trinidad, santa y perfecta, de la cual se afirma que es Dios en el
Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, que no tiene mezclado ningún elemento
extraño o externo, que no se compone de uno que crea y de otro que es creado,
sino que toda ella es creadora, es consistente por naturaleza, y su actividad
es única. El Padre hace todas las cosas a través del que es su Palabra, en el
Espíritu Santo. De esta manera, queda a salvo la unidad de la santa Trinidad.
Así, en la Iglesia se predica un solo Dios, que lo trasciende todo, y lo
penetra todo, y lo invade todo. Lo trasciende todo, en cuanto Padre, principio
y fuente; lo penetra todo, por su Palabra; lo invade todo, en el Espíritu
Santo.
Hermanos, Dios ya nos ha elegido y nos ha concedido su
gracia a través de los sacramentos, en el momento que fuimos bautizados la
Santísima Trinidad ha puesto su morada en nosotros, somos templo de la
divinidad. Permite con la escucha y la lectura de la palabra de Dios acrecentar
ese vínculo y configurarte más con Dios.
Te invitamos a preguntarte:
¿Dios, que ha puesto su morada en mí desde el
bautismo, es quien orienta mi vida, la hace plena, la llena de felicidad o no
le he permitido actuar como él quisiera en mí?
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